libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
En las tentaciones hay que entrar y salir, como en las mareas, ir y venir. Es el
modo de gozar de las cosas.
Lo que ha sido creído por todos es tan relativo que tiene todas las
probabilidades de ser falso.
Hay que adiestrar la mente para que tome distancia respecto de su propio
programa y lo examine.
El desafío no consiste en administrar el tiempo sino en administrarnos a
nosotros mismos.
El recuerdo y la ensoñación son los únicos paraísos de los cuales no podemos
ser expulsados.
Los hábitos generan cohesión y orden y nos mantienen unidos al mundo que
hemos creado.
Lo mejor de la santidad son las tentaciones, afirmaba Ramón María del
Valle Inclán.
El débil siempre se refugia en su crueldad; el fuerte deja ver su espíritu
compasivo.
Los principios muchas veces no cambian, la comprensión que tenemos de
ellos sí.
Huimos de los problemas cuando nosotros mismos estamos inmersos en
ellos.
Ser pacientes con nosotros mismos es la mejor inversión que podemos hacer.
No nos molesta la crítica, siempre y cuando esté dirigida hacia los demás.
Tenemos problemas pero no son ellos los que no deben tener a nosotros.
La escalera debe estar bien ubicada y apoyada sobre la pared correcta.
Nuestra mayor incapacidad es la forma como los demás nos ven.
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