libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
Prevalece en el sistema educativo una cultura academicista, coleccionista,
taxidermista, enciclopédica y erudicionista, atomizada a través de asignaturas
o micropoderes que impiden cualquier pretensión de formación integral.
Todo lo que tenga que ver con una cultura útil, integral, comunitaria,
cotidiana, socializante, posee poca y casi nula importancia.
Al privilegiar la cultura disciplinaria como el dispositivo por excelencia a
transmitir, se excluyen otras formas del saber arrojando como resultado
una educación descontextualizada y autoritaria que reafirma el proceso de
fraccionamiento de la realidad y por ende, del conocimiento que, sumiso y
reverente, se efectiviza a través de una educabilidad y una enseñabilidad que
enajenan y anomizan.
Los proyectos educativos y culturales son propuestas cerradas, con límites
y fronteras definidas, selectivas y discriminatorias que ponen de manifiesto
mecanismos de acomodación, domesticación, alienación, rutinización,
ausencia de innovación y actitud de cambio. El proceso pedagógico se
sustenta sobre la autoridad incuestionable del maestro, sacerdote que entona
los cantos adormecedores de la liturgia pedagógica medieval.
Las expectativas y los derechos de los “educandos” son ignorados porque se
maneja un concepto genérico y homologador de “estudiante” y “alumno”
(“ser sin luz propia”) que impide tener algún conocimiento específico,
identitario o distintivo del mismo. Los estudiantes “todos” son iguales.
Se evidencia una fuerte y excluyente enmarcación en la relación docenteestudiante:
los roles están definidos y las relaciones se mueven dentro de un
contexto donde el maestro tiene el máximo de control y poder. La verticalidad
en la relación profesor-alumno es la que prevalece significativamente.
Por lo general, la acción metodológica y pseudo-pedagógica, descansa
excesivamente en la exposición oral tradicional; se evidencia un énfasis
marcado en la enseñanza dejando a un lado la problemática inherente del
aprendizaje. La inter y/o transdiciplinariedad son ideales por conseguir
que no se ven favorecidos en nada por ciertas prácticas que enrarecen el
microclima organizacional que se vive en el aula y en la institución educativa.
Cuando se legitima la dispersión y el trabajo desintegrado, se debilita la
intención de constituir verdaderas y auténticas comunidades académicas. El
verdadero trabajo en grupo que se desarrolla en un ambiente divergente y
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