libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
XIII. PEDAGOGÍA DE LA MEMORIA HISTÓRICA
A. ANECDOFABULARIO
UNA TREGUA INUSUAL
Los soldados ingleses advirtieron unas luces que se encendían en las líneas
enemigas. Se dieron cuenta de que al otro lado de la “tierra de nadie” que
separaba ambos socavones, los alemanes adornaban arbolitos aquella noche
de Navidad de 1914 y se escuchó, a su vez, el tradicional “Noche de paz, noche
de amor…”, y otros villancicos. Cada vez que los alemanes cantaban, los
ingleses aplaudían. Estos entusiasmados, improvisaron también sus propios
coros. Esa noche un canto de paz y fraternidad se tornó espontáneamente en
fuerza incontenible entre aquéllos que, abandonando sus armas, corrieron a
abrazarse en medio del campo de batalla.
¿Pudo la tregua de 1914 haber puesto fin a la Primera Guerra Mundial?
Muchos lo afirman y creen que se hubieran salvado 9 millones de personas.
La tregua navideña de 1914 continuó en algunos sectores del frente hasta
el Año Nuevo y unos días después. “Tuvimos que dejar que durara todo
ese tiempo -explicó un soldado alemán en una carta enviada a su casa-,
queríamos ver cómo salían las fotos que ellos nos habían tomado”. Los altos
mandos militares se enteraron de lo que había sucedido y tomaron serias
medidas para evitar que se siguiera propagando esa epidemia de abrazos
“altamente peligrosa”.
Saadi del Shiraz, un poeta persa del siglo XII ejemplificó la corrupción con la
siguiente parábola: “Si un rey come una manzana del jardín de sus súbditos, sus
esclavos desarraigarán el árbol. Por el medio huevo que el sultán se juzga en derecho
de tomar por la fuerza, sus hombres usarán un millar de gallinas”.
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