libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
el honroso calificativo de ser la gestora y/o determinadora del célebre
manifiesto declarativo.
Nadie niega el papel decisivo que jugó en aspectos diplomáticos y políticos
la viuda de Franklin Delano Roosevelt y presidenta de la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas de1946 a 1951, para el éxito de
este trabajo titánico y sinigual, subsumido en las complejidades políticas de
finales de la década de 1940, signadas éstas, por una guerra fría turbulenta,
un colonialismo decadente y un neocolonialismo emergente.
Eleanor Roosevelt no fue la autora de la Declaración Universal. No aportó ni
el texto ni las ideas básicas que forjaron la Declaración. Ella fue el producto
de las contribuciones de hombres y mujeres que participaron de alguna
forma en su construcción: Ricardo Alfaro, ex presidente y representante
de Panamá y vocero del Instituto de Derecho Americano (grupo de jueces,
abogados y catedráticos de Derecho que redactaron el borrador), llevó
a la reunión inaugural de las Naciones Unidas de mayo de 1945, en San
Francisco, un modelo de proclama internacional sobre derechos humanos y
propuso oficialmente su incorporación en “La Carta”.
Agrupaciones cívicas del mundo entero, juristas e intelectuales
comprometidos, como el autor británico H.G. Wells, habían estado abogando
por una proclamación de derechos humanos. El catedrático canadiense de
Derecho, John Humphrey, director de una División de Derechos Humanos
en la Secretaría de las Naciones Unidas, dirimió la controversia filosófica
entre un existencialista y un orientalista (Cassin y Pong-Chun Chang), y
al mando de un comité preparatorio nombrado por el nuevo Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas, dio forma a la Comisión de
Derechos Humanos. En enero de 1947 ya participaban de esta iniciativa 18
estados miembros y la comisión, en medio de las dificultades, comenzaba
su labor.
Participaban de esta gesta democrática, René Samuel Cassin, Premio Nobel
de Paz (1968), genio jurídico y líder con Charles de Gaulle de los “Franceses
Libres” que luchaban contra la ocupación nazi y quien transformaría un simple
listado de derechos en un “domo geodésico de principios interdependientes”,
“El respeto hacia los derechos humanos está en la mente de los individuos
y en la acción de los grupos sociales”, se argumentaba por aquel entonces.
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