libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
La compasión es la respuesta espontánea del amor; la lástima, el reflejo
involuntario del miedo.
El amor, indefectiblemente, es un oleaje de afectación que surge desde la
orilla de la otredad.
El resentimiento es una mala hierba difícil de eliminar del jardín de nuestra
psiquis.
Hay que desistir de seguir viviendo bajo el peso de verdades inútiles que no
le produjeron felicidad alguna ni siquiera al que las creó.
Debemos vivir con nuestros propios criterios de verdad cada vez más
enamorados del mundo, de la vida y de la gente.
El amor articula como actitud seis sentimientos: el deseo, la compasión, la
admiración, el respeto, la gratitud y la lealtad.
Definir el amor es como intentar explicar el sabor de una naranja: sólo se
conoce su sabor después de probarla.
Nos descubrimos en la soledad de nuestras verdades y en la modesta
memorabilia de nuestro accionar.
Nuestra paz interior es el signo más evidente de que hemos encontrado al fin
uno que otro criterio de verdad.
Es esencial aprender a respetarse a uno mismo para vivir una relación
amorosa y armoniosa.
La certeza deja entrever las dudas, pero éstas, mediadas por las palabras, se
tornan en verdades.
Sólo amamos el reflejo de nosotros mismos reproducido en los demás.
Los errores son peligrosos por las verdades letales que contienen.
No defendemos la verdad sino nuestra veleidosa infalibilidad.
La memoria es pariente de la verdad pero no su gemela.
241