libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
C. UN RÉQUIEM POR LA ESCUELA
Participamos en este debate abierto sobre la función sociocultural y formadora de
la institución escolar, lejos de aquella mirada coberturista que confunde calidad
educativa con escolarización.
Hoy más que nunca, en las facultades de educación del mundo entero se
recuerda el clan pedagógico anarquista de los 70, herederos de la “Teoría
Crítica” y de los postulados “sospechosos” de la Escuela de Frankfurt (Max
Horkheimer, Theodor Adorno, Hernert Marcuse, Jürgen Habermas, (entre
otros). Esta facción de iconoclastas proveniente de Europa y enclavada en
EE. UU., México, Puerto Rico y Brasil, hablaba de la muerte de la escuela y
el advenimiento de un nuevo sistema escolar de auto-des-aprendizaje donde
la episteme anti-positivista, la filosofía raciovitalista, la pedagogía crítica y
emocional y la axiología actitudinal resultante de esa extraña mixtura de
Marxismo, Psicoanálisis y Existencialismo, serían la clave para acceder al
mundo irredento de la sabiduría, la libertad y la felicidad.
La ceguera fundamentalista “marxiana” de los años 70 y xenófoba frente a
las ideas provenientes del “imperio”, no permitió la divulgación y promoción
de estas tesis insurgentes provenientes del Norte sobre la deconstrucción
de la escuela. Sólo algunos pedagogos de aquellos tiempos, ungidos como
sacerdotes de los nuevos dogmas políticos e ideológicos, lograron exponer
sus tesis amparados por movimientos políticos y sindicales fieles a los
postulados socialistas, paradigmáticos y contradictorios, preconizados en
aquel entonces.
Un profesor neoyorkino (John C. Holt, “Crecer sin escuela”, 1977), un
educador escocés (Alexander Sutherland Neill, fundador de la Escuela
Summerhill, 1921), un pedagogo argentino (Ricardo Nassif, “Pedagogía
de nuestro tiempo”, 1960), un filósofo judío-austriaco (Martin Buber, “El
conocimiento del hombre”, 1966), un escritor francés (Jules Celma, “Diario
de un educastrador”, 1971), un gestor cultural, fundador de la Pedagogía
Crítica (Henry Giroux,”Sociedad, cultura y educación”, 1999) y “el maestro
de Recife” (Paulo Freire, “Pedagogía del oprimido”, 1970), entre otros,
formaban parte de esta frondosa pléyade de pedagogos malditos.
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