libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
relacionarnos y en el logro de nuestras aspiraciones. Instaba, a su vez, a
que nunca cambiáramos la sagrada dimensión ociólatra de nuestro tiempo
por riquezas y fruslerías. Su idea del bienestar no era la de acumular, sino
de disfrutar, aprender a saborear la creatividad del tiempo libre y a vivir de
una manera sencilla y sabia. “Vivimos demasiado rápido… Que vuestros
asuntos sean dos o tres, y no cien o mil y, en lugar de un millón, contad
media docena y llevad las cuentas con la uña del pulgar…. ¡Simplificad,
simplificad!
“Walden” ha dejado una huella “imprecisa pero indeleble”, más allá de los
recetarios asépticos y delirantes de los manuales de autoayuda a los que
acuden muchos seres, presos de sus necesidades superfluas. En un intento
vano de fuga, toda esa metodología inductiva y anodina exhorta a vivir de
acuerdo con intereses ajenos subyugados por la frivolidad implícita que
conlleva la vida citadina moderna. “Fui a los bosques porque quería vivir
deliberadamente, enfrentarme únicamente a los hechos esenciales de la vida,
ver si podía aprender lo que ésta tuviera que enseñarme y así descubrir, a la
hora de morir, que no había vivido en vano”.
Uno de los “momentos estelares” en la vida de Thoreau es la noche que pasa
en prisión por negarse a pagar el impuesto con el cual se sufragó la guerra de
Méjico (1846-1848), contienda que consideró injusta y que, a través de ese
acto disidente, pretendía denunciar públicamente. Este incidente fue la leit
motiv de su escrito “Resistencia al Gobierno Civil” (1849), con el que nació
el concepto moderno de “desobediencia civil”, de gran influencia sobre los
movimientos pacifistas y las luchas por los derechos civiles promovidos por
humanistas de la talla de León Tolstoi, Romain Rolland, Mahatma Gandhi,
Martin Luther King y Nelson Mandela.
“El disidente perpetuo” irrumpe en la arena movediza de su tiempo y en
el cenagoso y conflictivo escenario sociopolítico de su patria y pronuncia
entonces sus célebres palabras, puntadas con las cuales teje su brocado
libertario: “Vivís unas vidas pobres y serviles, siempre al límite, tratando de
salir de deudas, prometiendo pagar mañana y muriendo hoy insolventes…
Ahorrar lo que cuesta una casa puede llevarse 10 o 15 años de la vida de un
trabajador (…) el cual pasará más de la mitad de su vida (o toda) antes de
que pueda comprarla… El lujo que disfruta una clase se compensa con la
indigencia que sufre la otra”.
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