libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
Cuando llega ese momento gozoso, el hombre puede decir sin duda que
ha vencido a su primer enemigo natural… Una vez que un hombre ha
conquistado el miedo, está libre de él por el resto de su vida, porque a
cambio del miedo ha adquirido la claridad: una claridad de mente que borra
el miedo. Para entonces, un hombre conoce sus deseos y sabe satisfacerlos.
Puede prever los nuevos pasos del aprendizaje, y una claridad nítida lo rodea
todo. El hombre siente que nada está oculto.
El hombre estará al fin de su travesía trasegando por el camino del verdadero
conocimiento, y casi sin advertencia tropezará con su último enemigo: ¡La
vejez! Este enemigo es el más cruel de todos, el único al que no se puede
vencer por completo, aquel a quien solamente podremos ahuyentar por
breves instantes… Al enfrentar la vejez ya no sentiremos miedo; nuestra
claridad no se impacientará; percibiremos todo nuestro poder y creeremos
que todo está bajo control.
Pero también sentiremos un deseo constante de descansar. Si nos rendimos
por entero a ese deseo de dormirnos y olvidar, si nos arrullamos en la fatiga,
habremos perdido nuestro último asalto y nuestro enemigo nos reducirá a
una débil criatura vieja y decrépita… Entonces nuestro deseo de retirarnos
vencerá toda nuestra claridad, poder y conocimiento.
Nada realmente importa fuera del toque de la muerte. Tu muerte te dirá:
yo no te he tocado todavía… La muerte es el único consejero sabio que
tenemos. Siempre que sintamos que todo está saliendo mal y que estamos a
punto de ser aniquilados, volvámonos a nuestra muerte y preguntémosle si
eso es cierto. Nuestra muerte nos dirá si estamos equivocados.
“Nuestra muerte espera. Este mismo acto que estamos realizando ahora puede
muy bien ser nuestra última batalla sobre la tierra… Un hombre va al saber como
va a la guerra: bien despierto, con miedo, con respeto y con absoluta confianza. Ir
en cualquier otra forma es caminar hacia el error y quien lo cometa, vivirá para
lamentar sus pasos”.
Carlos Castaneda.
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