libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
D. NUBARRONES PREDICTIVOS
La discusión sobre la importancia vital del agua sólo tiene 40 años. La
Primera Conferencia Mundial sobre el Agua se dio en Mar de Plata en 1977.
15 años después, la Asamblea General de la ONU (Resolución 47/193),
declaró que el Día Mundial del Agua se celebraría el 22 de marzo de cada año
a partir de 1993. El agua ha sido uno de los asuntos más investigados, menos
entendidos e infravalorados. “El agua nos une, es el elemento indisociable
de la condición humana que conecta todos los objetivos del milenio”, afirma
Koichiro Matsuura, director general de la UNESCO.
Somos agua en cuerpo (60%), cerebro (70%) y sangre (80%)…“Si te quedas
sin agua, en 3 días te quedas sin vida”, dice un sabio adagio turco. El 3% del
agua planetaria es agua fresca; menos del 1% apta para el consumo humano;
sólo el 0.007% bebible… Pero sucede algo curioso: un 25% del agua limpia
que entra a nuestras casas se usa para vaciar el inodoro (3 galones), la misma
cantidad con la cual millones de personas sobreviven diariamente en el
mundo… “Nos damos cuenta lo valiosa que es el agua cuando se seca el
pozo”, reza un viejo aforismo de origen árabe.
2.000 millones de seres no disponen de agua potable; 3.000 millones no
cuentan con medios de saneamiento apropiados (retretes y alcantarillado);
1 de cada 3 ciudadanos carece de acceso a servicios públicos adecuados.
“En la India 114 pueblos y ciudades vierten al Ganges excremento y orina
así como otras aguas residuales sin depurar”, afirma Al Gore. Nuestros
apesadumbrados y contemplativos ambientalistas se preguntan ¿y los ríos
tutelares que le han dado el rutilante e inmerecido nombre de “ciudad
cuenca” (muy pronto “ciudad cloaca”) a nuestra urbe?
En el siglo XX la población mundial se triplicó y el uso del agua se sextuplicó.
En el 2050 seremos 10 mil millones, 1 de cada 5 habitantes tendrá más de 60
años y lo más aterrador: el consumo hídrico se decuplicará: tendremos así,
una humanidad vieja, hambrienta y sedienta. 30 millones de seres humanos
han sido reubicados a causa de la contaminación de ríos, un número mayor
que los desplazados por las guerras. “No hacer nada resulta más costoso que
invertir en proteger el clima… Cuanto más tardemos, más caro resultará”,
advierte Ángela Merkel, canciller alemana.
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