libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
amistoso. Ponles de manifiesto que a menudo, el teórico vencedor es en la
práctica un perdedor: en dinero pagado por honorarios, gastos y derroche
de tiempo... Al conciliador se le brinda la magna oportunidad de ser alguien
de bien. Podemos asegurar que no le faltará trabajo”, fueron algunas de sus
lecciones de vida.
Durante la Guerra de Secesión en los Estados Unidos, su presidente Abraham
Lincoln, en su reelección como presidente en 1864, pronunció un discurso
en el cual habló con consideración de los rebeldes del sur. Una anciana,
partidaria de la Unión hasta la médula, lo reconvino por hablar bien de los
enemigos cuando lo que debía hacer era buscar la manera de eliminarlos.
La respuesta fue clásica: “Señora –le dijo Lincoln- ¿Acaso no elimino a mis
enemigos cuando los convierto en amigos míos? Eso es precisamente el
objetivo de la estrategia de penetración según William Ury: “Acabar con el
adversario al convertirlo en socio de la negociación”.
Margareth Thatcher, “la dama de hierro” inglesa, afirmaba en uno de
sus discursos: “Vale la pena conocer al enemigo, entre otras cosas por la
posibilidad de que algún día se convierta en un amigo”. La solución conjunta
de problemas no es exclusivamente blanda o dura sino una combinación de
ambas cosas. Es blanda con la gente y dura con el problema. En lugar de
atacarse el uno al otro, ambos pueden atacar conjuntamente el problema.
Se debe cambiar el enfrentamiento cara a cara por la solución del problema
hombro a hombro. La solución conjunta de problemas se centra en los
intereses, no en las posiciones.
Una opción es un posible acuerdo o parte de un acuerdo. Inventar opciones
para que ambas partes ganen es la máxima oportunidad personal. Los
negociadores (as) de éxito eluden la lucha de deseos transformando el proceso
de selección en una búsqueda conjunta de una solución justa y satisfactoria
para ambas partes... Existe la tendencia a suponer que lo que se teme es lo
que la otra parte se propone hacer. El costo estriba en que las ideas nuevas
que pudieran conducir a un acuerdo se desprecian y no se tienen en cuenta
o se rechazan los cambios sutiles de posición.
Se debe procurar que el otro (a) se interese en el resultado dándole
participación en el proceso. Si no participa en el proceso, es poco probable
que apruebe el resultado. Aún si los términos de un acuerdo parecen ser
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