libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
CRUCE DE CAMINOS. SEÑALES EN LA VÍA
Tarde que temprano, los demás van a decepcionarnos y nosotros a ellos.
Siempre seremos a la vez sapos y princesas, lobos y caperucitas, bellas y
bestias, ángeles y demonios. Ser conscientes de ello, nos ayudará aceptar al
otro y nosotros mismos.
Surgirá, algún día, un movimiento iconoclasta e insurgente que destruirá
ídolos de barro, altares populistas, caudillismos exacerbados, verdades
reveladas, seres predestinados, paraísos almibarados.
Estamos básicamente preocupados por nosotros mismos y cuando nos
acercamos a los demás no lo hacemos como parte de un proceso natural y
espontáneo, sino como algo artificial y compulsivo.
Mientras no podamos admitir que somos seres humanos y que necesitamos
ayuda para exponer y fortalecer nuestros puntos vulnerables, seremos
incapaces de establecer relaciones verdaderas.
Se trata de atrevernos a enfrentar lo que tememos en vez de evadirlo; correr
el riesgo de perder algo; sostener una confrontación; soportar un rechazo;
aceptar la verdad por más desagradable que sea.
Valoramos más las verdades absolutas y autoritarias por el cúmulo de
certezas que llevan consigo, que aquellos criterios cargados de relativismo,
indagadores e interpelantes.
La felicidad no se busca, se encuentra. Como la propia sombra, huye de
nosotros cuando vamos tras ella y nos sigue cuando caminamos hacia el sol
de nuestras verdades.
Por más que hablemos de ayudar a otros, las experiencias sólo son nuestras
y al final del cuento, cada uno debe vivir su vida asistido sólo por sus propias
verdades.
La hostilidad atrapa la mente en un círculo vicioso, unas veces convertida en
frenético desdén, otras tantas, en amarga obsesión.
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