libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
El lema “Peace and Love” y el logo-símbolo de una pata de paloma dentro
del círculo de la tierra, diseño de Gerald Holtom para la campaña londinense
de desarme nuclear CDN de 1958, conformaron la iconografía impulsora
del movimiento hippie, el rock and roll y la gran protesta juvenil contra la
Guerra del Vietnam de los años 60. El eslogan internacionalista proletario
y consignas tales como “No pasarán” (“Ni un paso atrás”) usadas por la
resistencia francesa en la II G. M., los comunistas españoles antifranquistas,
los sandinistas y las madres de la Plaza de Mayo, son algunos ejemplos de
este famoso corolario.
Los lemas: el antirracista de Martin Luther King (“Yo tuve un sueño”); el
pacifista de Mahatma Gandhi (“Sólo la verdad triunfa”); el anticolonialista
de Nelson Mandela (“El poder para el pueblo”) y una reciente divisa
ecologista de Greenpeace (“Salvar los bosques, salvar el clima”), muestran
las fuerzas torrenciales que desatan movimientos y paradigmas que pasan
en un comienzo inadvertidos y son considerados por muchos como triviales
e inocuos. “Megaupload”, “Anonymus”, Wikileaks, la campaña Antisopa,
la primavera árabe, el clamor de los “indignados” (“Se llama democracia y
no lo es”) y las crisis (crediticia y refugiados) de la eurozona, son algunas
variantes recreadoras de dicha metáfora.
Kofi Anán al recibir el Nobel de la Paz en 2001 afirmó: “Todo tiene que
ver con todo… somos inter- retro-dependientes… Un eslabón en la inmensa
corriente de energía y vida… Pequeños cambios pueden ocasionar grandes
transformaciones… Una mariposa bate sus alas en Hong Kong y ello puede
provocar una tempestad en Nueva York”. La aparente “imprevisibilidad”,
“ceguera”, “injusticia” y “venganza” de las fuerzas naturales que atenta
contra nuestros pretenciosos y absurdos intereses, necesidades, decisiones
y actuaciones, no hacen más que evidenciar la desconexión profunda que
existe hoy día entre el ser humano y su medio.
Debemos actuar comprendiendo esa interdependencia “de todo con todo”,
esa híper-conectividad, nos lleva a entender el impacto interactivo que trae
el hecho de alterar el equilibrio natural y evolutivo y exige estar cada vez
más conectados con la naturaleza en una relación real, estrecha, simbiótica,
res - ponsable; vivir muy (más) cerca de la tierra no solo a través de sonares,
radares y sismógrafos, sino también, a través de principios, valores y actitudes
coherentes e integrales, generadores de una verdadera conciencia telúrica,
466