libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
regreso del hombre blanco que alguna vez se marchó al Este… Se suponía
que regresaría con inventos que nos ayudarían a llevar una vida mejor y
completar así, nuestro ciclo espiritual. Pero en lugar de traer el símbolo del
círculo que une a la gente, trajo el signo de la cruz que la separa y la divide”.
Eduardo Galeano nos recuerda que en 1492 los nativos descubrieron que
eran indios, vivían en América, estaban desnudos, eran pecadores, obedecían
a reyes de otro mundo y a un dios de otro cielo que había inventado el miedo
y la culpa… “Vinieron… Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra.
Nos dijeron: *Cierren los ojos y recen* y cuando los abrimos, ellos tenían la
tierra y nosotros teníamos la biblia”.
Debemos reconocer ahora y siempre la sabiduría lingüística, étnica y
espiritual de nuestros pueblos amerindios, verdaderos guardianes del
planeta, genuinos e insignes guerreros del arcoíris…Es hora de reivindicar
su contribución al patrimonio histórico y cultural de la humanidad al igual
que el derecho inalienable que tienen a una vida digna, auto-determinante,
disensual y divergente, no discriminatoria, democrática y participativa.
Muchos deberíamos ser rebautizados por un Vila Oma con juncos de totora
en las frías aguas del lago Titicaca y repitiendo la oración salvífica: “Ama
sua, ama llulla, ama quella” (“No mientas, no robes, no seas perezoso”).
Quizás, un día no muy lejano y ojalá no demasiado tarde, nos reconozcamos
en esos “indios” que alguna vez en su bitácora viajera describió Cristóbal
Colón al llegar a América: “(…) gentes de amor y sin codicia… aman a sus
prójimos como a sí mismos… y siempre con la risa”.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano (“El desprecio como destino”), afirma que
el muro de Berlín no alcanzó a cumplir 30 años pero el otro muro celebró 5 siglos:
intercambio desigual, extorsión financiera, sangría de capitales, alienación cultural,
monopolio tecnológico e informacional… “Ladrillos que día a día se agregan, a
medida que crece el drenaje de riqueza y soberanía desde el Sur hacia el Norte del
mundo”, concluyó.
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