libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
maniqueístas que manipulan, enajenan y tergiversan. Al rememorar se
elige una recordación mitificada o satanizada de unas víctimas que obliga
a suprimir de los anales de la conciencia y la memoria colectivas, hechos y
relatos violentos que invisibilizan de manera intencional historias cruentas
y guerreristas que nos llenaron de duelo, angustia y dolor. “Es no querer
recordar para no saber ni que se sepa”.
“No hay mayor mentira que una verdad mal entendida”, afirmaba el poeta
estadounidense William Carlos Williams. Si se re-conceptualiza la historia
como una construcción de futuribles y se visualiza el futuro como una
visión entrelazada de presentes, entonces viviríamos hoy tal como la gente
cree que debe vivir: desafiando el mal que le rodea y valorando sus gestas
libertarias y difundiendo la voz de alerta para advertir en qué momento o
bajo qué circunstancia atravesamos ese umbral imperceptible que separa la
indiferencia del olvido.
Hace 70 años (el 1º de octubre de 1946) finalizaron los Juicios de Nuremberg. Tras
10 meses de sesiones los miembros del Tribunal Militar Internacional (EE.UU,
U.R.S.S., Inglaterra y Francia) tuteladas por la Carta de Londres, condenaron
a 12 gobernantes nazis la horca; hubo 3 sentencias a cadena perpetua; 2 nazis
fueron penalizados con 20 años de prisión; 1 condenado a 15 años de cárcel y
otro a 10 años: 3 fueron absueltos y 2 quedaron sin condena. Un tribunal militar
norteamericano manejó 12 procesos más y, a partir de 1998, se constituyó un
Tribunal Penal Internacional Permanente.
Los cargos motivo de la condena fueron conspiración y atentados contra la paz,
actos de agresión, crímenes de guerra y violaciones de las Convenciones de La
Haya y Ginebra y crímenes contra la humanidad. 7 décadas después. Cunden los
cuestionamientos: no ha habido sanción alguna contra los grandes banqueros e
industriales que financiaron la guerra y se lucraron de ella como es el caso de la
Royal Dutch Shell. Se han dado condenas morales contra pensadores pronazis
tales como el filósofo Martin Heidegger (“los cuadernos negros”), el dramaturgo
Gerhart Hauptmann (premio Nobel 1912) y el escritor Gunter Grass (“El tambor
de hojalata”), pero nunca se condenó el silencio del papa Pío XII ante los crueles y
criminales embates del Nazismo, el Fascismo y el Falangismo.
70