libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
Nos quejamos que todos los días son muy cortos y procedemos con ellos
como si fueran muy largos.
Somos íntegros, correctos, sin tacha alguna, sólo cuando percibimos que
alguien no está mirando
Se aprecia mucho mejor el fondo de los valles, cuando se ha subido a la
cumbre de la montaña.
El peor de todos los fraudes es engañarse a sí mismo. Todos los delitos son
fáciles después de eso.
No somos sólo hábitos. Debemos abrir las puertas del cambio a nuevas
pautas actitudinales.
Preferimos un vicio cómodo a una fatigante verdad, afirma Moliere en una
de sus comedias.
El sentido de la abundancia está no en lo que tenemos sino en lo que
disfrutamos.
La vejez comienza cuando los recuerdos son más importantes que nuestros
imaginarios.
Si de todos modos tenemos que dar la cara, de nada nos vale seguir sacando
el cuerpo.
Hay despedidas que duelen aun cuando hacía tiempo que se ansiaban.
Nos creemos libres cuando damos más órdenes de las que recibimos.
Lo que más se prohíbe, más se desea, reza el aforismo italiano.
Todos lo sabemos: la ignorancia es una desgracia voluntaria.
No entremos a aquellos lugares de donde no podemos salir.
No se puede jugar al tenis con un palo de golf.
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