libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
ortodoxos, croatas católicos y judíos; la destrucción de 1 millón de libros y
el saqueo artístico y cultural de la Biblioteca Nacional de Iraq y su museo
(2003) a raíz del bombardeo de las tropas estadounidenses y británicas; la
destrucción por parte del Estado Islámico del complejo arqueológico de la
ciudad siria de Palmira, una joya arquitectónica del antiguo Medio Oriente
y del mundo grecorromano considerada Patrimonio de la Humanidad.
Una y otra, la memoria histórica y colectiva han sido vistas por algunos
como una mezcla de hechos históricos mitificados y de mitos elevados a
la categoría de hechos históricos. Al ser partidarios de la idea de Nietzsche
(“No hay hechos sino interpretaciones”), muchos creen que la historia
nunca ha existido y ha sido, más bien, un invento de los seres humanos
cargado de farsa y de disimulo. Nuestro país no escapa a ese desprecio por la
memoria histórica. El relato de un librero sobre la vergonzosa venta de libros
“por kilos” de las bibliotecas Buchholz, de Inravisión y del filólogo Antonio
Panesso Robledo (”Panglos”) en Bogotá, al igual que la infravaloración de
nuestro patrimonio cultural y arquitectónico, son ejemplos claros de ello.
Otros académicos sostienen que el antídoto contra la venenosa mordedura
de la impunidad es una verdadera memoria histórica. David Rieff (“Contra
la memoria”) al igual que Andrés Openheimer (“Basta de historias”) y
Rodolfo Ramón de Roux (“Catecismos patrios”), alertan sobre nuestra
obsesión patológica por el pasado y proponen una cruzada académica y
eto-pedagógica contra los riesgos de la mitificación y manipulación de la
historia y el uso político, mediático e ideológico de las memorias llámense
colectiva o histórica. Sostienen, además, que las memorias, las armas y los
genocidios han ido casi siempre cogidos de la mano por los senderos de la
historia latinoamericana.
“Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las crónicas de cacería
seguirán glorificando al cazador”, reza un proverbio africano. A los pueblos
latinoamericanos les pasará algún día lo que le sucedió a aquel protagonista de la
historia del escritor español Ramón Gómez de la Serna (“Greguerías”) que tenía tan
mala memoria que se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo.
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