libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
que nos diere los criterios suficientes para trazar la táctica y la estrategia de
la liberación. Debemos recoger el fruto de estas experiencias, racionalizarlas,
sistematizarlas en una teoría filosófica de la liberación que servirá a manera
de aporte orientador, de guía para la liberación de los otros pueblos del tercer
mundo sin pretensiones vanguardistas y mesiánicas. Ejemplos los tenemos
al hablar de Dussel, de Zea, de Roig, de Miró Quesada, de Salazar Bondy.
Aún estamos dibujando el perfil cultural latinoamericano, forjando nuestra
identidad a través de diversos aportes como los de Abelardo Villegas, Darcy
Ribeiro, Rodolfo Kusch. José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la
Torre, etc.
La búsqueda de nuestra identidad constituye sin duda alguna la preocupación
fundamental del pensamiento latinoamericano, en sus diferentes
manifestaciones en el próximo siglo. Grande es el compromiso de los
intelectuales y filósofos latinoamericanos y tercermundistas (afroasiáticos)
por orientar esta búsqueda y trazar el camino de la liberación que recorrerán
al lado de su pueblo asumiendo una actitud discipular frente a él.
Hay que sustituir el mundo de las esencias, inmutables y eternas, por lo singular,
diverso y contingente. Instaurar una mirada más comprensiva de lo real, del mundo
y del tiempo, donde la construcción de un sentido no eluda los intersticios, y el
pensamiento trabaje por fuera de un cuadro de semejanzas, un pensar en escorzo,
abierto, conjetural y divergente.
La idea de “otredad” sugiere una disponibilidad para alojar al otro que aún no
forma parte de nuestra propia experiencia, y que queda abarcado entonces en una
categoría universal, simbólica, al tiempo que sensible. Existe alguien que está más
allá de mí y que aún no conozco, un ser regido por sus propias determinaciones que
puede afectarme, conmoverme y a quien debo una respuesta por ser parte de una
realidad que desde la cotidianidad me interpela.
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