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FilosoFía <strong>austera</strong> <strong>racional</strong><br />

Este sentido es complemento del gusto: la boca es el laboratorio y la<br />

nariz la chimenea; la boca saborea los cuerpos por la masticación y la nariz<br />

por los gases, las esencias.<br />

Es lo cierto que, el olfato, sirve al individuo como el sentido del gusto,<br />

para buscar y reconocer su alimento y darse cuenta de los gases que le son<br />

perjudiciales a la respiración; y también en muchos animales, para reconocer<br />

(husmeando) al enemigo y al amigo y nunca se equivocan; pero en el hombre<br />

(que llamamos salvaje), el olfato le sirve también como al perro; lo que<br />

es a causa de no herir sus mucosas con alterantes, como lo hace el llamado<br />

civilizado, y además que lo ha descuidado y perdido la sutileza por la falta<br />

de uso, ya que lo ha sustituido por el cuerpo de policía y militar.<br />

Aquí se ofrece un punto nuevo que es hora de traerlo a la filosofía,<br />

porque aclara muchas cosas, aunque ya está al estudio de la ciencia magnética,<br />

en nuestro «Método supremo», «Lecciones de magnetismo».<br />

Allí expuse que «el ambiente y atmósfera, es en su densidad y pureza,<br />

el resultado de los pensamientos, etc.» Aquí agrego que cuando traemos a<br />

una ciudad un perro campestre, pierde casi el sentido del olfato. Y el hombre<br />

salvaje (el indio, por ejemplo), pierde del todo también esa facultad; no<br />

siéndole posible al perro más que con grandes esfuerzos, seguir el rastro<br />

de su amo; pero al indio u hombre salvaje le es completamente imposible,<br />

seguir el rastro por el olfato en una ciudad.<br />

Si volvemos a éstos a su ambiente, recobran su facultad olfatoria lo<br />

que nos pone en la deducción, de que, la aglomeración del hombre ofusca el<br />

sentido del olfato; y es la causa química de las diferentes esencias, hedores<br />

y miasmas que despiden cada hombre, diferente: lo que en el campo, (por<br />

ser raro el hombre y la atmósfera por eso más pura), percibe eficientemente<br />

el perro, el fluido de su amo con el que está en afinidad por la vida común,<br />

pero solitaria: Y en la idéntica proporción le sucede lo mismo al hombre<br />

salvaje y más por la necesidad de su defensa de un enemigo.<br />

Tenemos algunos datos de experiencia de hace pocos años en las<br />

pampas Argentinas, que el doctor Estanislao S. Zeballos, ha historiado y<br />

en ellos se ve, a un indio, guía de una misión exploradora, que un día más<br />

tarde de haber pasado una caravana de gente blanca por un punto, el indio<br />

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