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Joaquín Trincado<br />

equivocados, se han vuelto antinaturales: y la luz de la verdad, no puede<br />

penetrar en el alma; viviendo en la luz engañosa de la especulación y de la<br />

sofistería, han perdido la receptividad, para la luz de la verdad. Tales filósofos<br />

(nosotros los llamamos filósofastros) viven en ilusiones y sueños y no<br />

conocen lo que es real».<br />

«El conocimiento basado en la aparición o experiencia de otro, no es<br />

más que una creencia y no constituye el verdadero conocimiento. Los libros<br />

y las conferencias, pueden servirnos como guías útiles, pero la creencia en<br />

las declaraciones de los demás, no debería tomarse equivocadamente por<br />

conocimiento propio, el que procede únicamente del reconocimiento de la<br />

verdad misma; y el cual por medio del amor a la verdad, debería cultivarse<br />

entre todas las cosas».<br />

«A este dominio de la filosofía, pertenecen todas las ciencias naturales<br />

que se refieren a los fenómenos externos, en cuyo conocimiento parece que se<br />

han hecho grandes progresos desde el tiempo de Paracelso. A esta ciencia de<br />

fenómenos, pertenecen la anatomía, fisiología y química de lo físico y todo<br />

lo que concierne a las relaciones recíprocas de los fenómenos que existen en<br />

la gran fantasmagoria de imágenes vivientes y corporales llamadas el mundo<br />

interior suprasexual, desatendido por la ciencia popular, del cual, aquel es<br />

la expresión externa: los procesos que se efectúan en esta luz interior de la<br />

naturaleza, se reflejan en la luz del mundo exterior; y aquellas almas, cuyas<br />

percepciones interiores se han desarrollado del despertar del hombre interno,<br />

no necesitan la observación de los fenómenos externos, para sacar inferencias<br />

en cuanto a sus causas internas porque conocen las causas y procesos<br />

interiores y también las apariencias externas que producen. Por consiguiente,<br />

hay una ciencia médica externa y una interna: una ciencia respecto al cuerpo<br />

astral del hombre y una ciencia respecto a su cuerpo físico. Aquélla se ocupa<br />

del cuerpo enfermo; ésta, por decirlo así, del vestido del cuerpo».<br />

«Para hacer este punto más claro, lo ilustramos con un ejemplo:<br />

Imaginemos una linterna mágica capaz de proyectar sobre una pantalla<br />

inerte, imágenes corpóreas y vivientes.<br />

La ciencia externa se ocupa solamente con estas imágenes de las relaciones<br />

que tienen unas con otras y los cambios que entre ellas se efectúan;<br />

pero no sabe nada tocante a las láminas en la linterna, las cuales llevan los<br />

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