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Joaquín Trincado<br />

irregulares, que en los animales sanos.<br />

Lo mismo ocurre durante el sueño (en las pesadillas por ejemplo) en<br />

que casi desaparece ese poder moderador del cerebro; lo que indica claramente<br />

que, el tal poder moderador, puede residir en el cerebro; y entonces,<br />

no conociendo otro agente inteligente que el espíritu, es este, ese poder<br />

moderador y no puede ser, que así no sea.<br />

Pero bien: a la inhibición de los movimientos reflejos, corresponde<br />

una suspensión en otra clase de movimientos; sólo que dicha suspensión no<br />

modifica ni detiene el efecto de una excitación centrífuga. Por el contrario,<br />

la suspensión es producida por la misma excitación, cuando ésta tiene que<br />

recorrer nuevas vías nerviosas.<br />

Supongamos una excitación central, determinada por sensaciones<br />

complejas o bien por un estado emocional: en este caso, no existiendo la vía<br />

abierta de la acción refleja, se producirá una detención hasta que la excitación<br />

propagada por vías adecuadas a la necesidad originaria, produzca un<br />

movimiento más o menos complicado. Más tal suspensión, por breve que<br />

sea, habrá sido suficiente para determinar un estado de conciencia.<br />

He ahí la naturaleza Psicológica del movimiento voluntario, a causa<br />

únicamente del espíritu, pero obrando por su máquina orgánica con todos<br />

sus sistemas a lo que llamamos volición o acto de la voluntad; la que, sólo<br />

puede ser del yo inteligente reflejado en la conciencia.<br />

Más aun: el movimiento voluntario se entiende así, por ser un acto<br />

de la voluntad; lo que quiere decir que no sigue instantáneamente a una<br />

excitación que lo provoca, sino después de una suspensión momentánea<br />

acaso, pero suficientemente larga para adquirir un principio de conciencia,<br />

que se anticipa al movimiento mismo quizá; pero seguramente se anticipa<br />

a los efectos, que podemos prevenirlos y aun esquivarlos muchas veces.<br />

Y es porque, mientras en la acción refleja la excitación centrífuga<br />

está unida naturalmente a la centrípeta; en la acción voluntaria se une<br />

por la experiencia: o sea mediante procesos repetidos y análogos al de la<br />

localización perceptiva. Lo que equivale a decir que se les ha celebrado un<br />

juicio de conocimiento.<br />

En efecto: para que el movimiento voluntario resulte perfecto, es necesario<br />

localizarlo previo conocimiento de la periferia del cuerpo, debiendo la<br />

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