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El Judaismo como Cultura - Casa-argentina

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perpetuación de la vida, hace una severísima advertencia contra el derramamiento de<br />

"sangre del hombre". Así se pone de manifiesto en la Biblia, desde sus primeras<br />

páginas, la noción de lo universalmente humano. En ella se considera al hombre, más<br />

que en sí mismo, en relación con Dios. Pero sus ideas acerca del hombre justifican que<br />

se haya dicho que ella, la Biblia, es, principalmente, no una teología, una visión del<br />

hombre sobre Dios, "sino una antropología, la visión de Dios sobre el hombre". 50 Esta<br />

antropología se halla enunciada en capítulos o en versículos aislados de libros<br />

compuestos en el trascurso de varios siglos.<br />

Max Scheler ha expresado que la palabra "hombre" suscita en el europeo culto que<br />

piensa, "tres círculos de ideas totalmente inconciliables entre sí". 51 <strong>El</strong> primero de ellos<br />

sería el de la tradición judeo-cristiana: la Creación, Adán y Eva, el Paraíso, la Caída. <strong>El</strong><br />

segundo, el de la antigüedad clásica, consideraba <strong>como</strong> propio del hombre el logos, la<br />

palabra y la facultad de apresar el "qué" de todas las cosas. A este rasgo se sumaba la<br />

convicción de que el universo entero está penetrado por una razón sobrehumana de la<br />

cual participa el hombre, y solamente el hombre, entre todos los seres. Según el tercer<br />

círculo de ideas, forjado por la ciencia moderna de la Naturaleza y por la psicología<br />

genética, el ser humano aparece <strong>como</strong> un producto de la evolución del planeta Tierra. <strong>El</strong><br />

hombre sólo se distinguiría de sus precursores en el reino animal por el grado de<br />

complejidad con que se combinan en él las energías y facultades comunes a otros<br />

seres. En conformidad con este esquema de Max Scheler, habría una concepción<br />

judeo-cristiana sobre el hombre (y no dos, una judía y cristiana la otra) y, al mismo<br />

tiempo, serían distintas entre sí la cristiana y la de la antigüedad clásica. La concepción<br />

cristiana sobre el hombre es judeo-helénica. La que se enuncia en la Biblia hebrea es<br />

inconfundible con la cristiana, precisamente porque en esta última es notoria la<br />

presencia de ideas de origen griego, especialmente de Platón y de Aristóteles.<br />

En el primer relato de la Creación, el más tardío según la crítica bíblica, incluido en el<br />

capítulo I del Génesis, aparece el hombre <strong>como</strong> una parte de la Naturaleza, pero no<br />

totalmente confundido con ella. Allí se narran las etapas del proceso de formación del<br />

50 Abraham Joschúa Héschel, Man is not Alone, Farrar, Straus and Young, Nueva York, 1951, pág. 129.<br />

51 Max Scheler, <strong>El</strong> Puesto del Hombre en el Cosmos, Revista de Occidente, Madrid, 1929.

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