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El Judaismo como Cultura - Casa-argentina

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de los de otros pueblos. <strong>El</strong> futuro, en tales casos, no es entrevisto <strong>como</strong> una realidad<br />

consistente en un único drama histórico con la participación, a la vez, de Israel y de los<br />

pueblos idólatras. Sin embargo, tales textos, que se encuentran en algunos capítulos de<br />

Isaías y de Jeremías, no amenguan lo fundamental de la concepción profética de la<br />

Historia, en la que se unen lo particular y lo universal. Los profetas se consideran<br />

voceros de Dios. Mediadores entre Dios y los hombres, debían ser los intérpretes de la<br />

voluntad divina. La "palabra" del profeta no era suya, sino de Dios, y, por tanto,<br />

hacedora de historia.<br />

Por eso trataremos de individualizar, a grandes rasgos, el aporte de algunos profetas<br />

a la visión de la Historia, cuyos caracteres generales hemos indicado. Para el autor del<br />

libro de Amos, la conducta ético-social es un factor decisivo en la historia de su nación.<br />

Profeta innovador y revolucionario, revela una honda inquietud por los problemas<br />

colectivos. Se revela contra la injusticia, la explotación de los pobres por los ricos, la<br />

deshonestidad y el lujo imperantes en la sociedad de su época. Conjura la ira de Dios<br />

contra esos pecados y anuncia la ruina del país. Así ha dicho Jahvé: "Por tres pecados<br />

de Israel y por el cuarto no desviaré su castigo: porque vendieron por dinero al justo y al<br />

pobre por un par de zapatos". Como los demás pueblos, también Israel será castigado<br />

por sus pecados morales. <strong>El</strong> profeta, que advierte que el Día de Dios será un día de<br />

tinieblas, aparece en una actitud opuesta al optimismo popular imperante en su tiempo.<br />

La tradición había inculcado en la multitud un sentimiento de confianza y seguridad<br />

basado en la creencia de que Israel había recibido una gracia especial de Dios. Amos<br />

no niega a Israel su condición de "pueblo elegido", pero, para él, <strong>como</strong> para el<br />

profetismo en general, la "elección" importa sujeción a mayores requerimientos. Amos<br />

recuerda el éxodo del Egipto y la travesía por el Desierto <strong>como</strong> testimonios de la<br />

preferencia divina, pero cree que, precisamente por ella, Israel será juzgado con mayor<br />

severidad: "A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra, por tanto<br />

visitaré contra vosotros todas vuestras maldades" (capítulo III, versículo 2). En el libro<br />

de Amos, Jahvé no es Dios de su pueblo, sino que es

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