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El Judaismo como Cultura - Casa-argentina

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A su juicio, el método sociológico exige de la historiografía, entre otras cosas, que<br />

conceda un lugar adecuado, no sólo a los factores sociales nacionales, sino también a<br />

lo social-económico, que la vieja historiografía dejaba de lado. Esto no significaba, de<br />

ningún modo, inclinarse hacia el materialismo histórico, pues para éste, todos los<br />

fenómenos de la historia se explican con la evolución de las relaciones económicas. No<br />

hemos de abandonar el envejecido espiritualismo histórico para caer prisioneros de la<br />

tendencia opuesta, del materialismo histórico, que no es menos parcial, que también<br />

adultera la perspectiva histórica. <strong>El</strong> orden económico es un elemento <strong>como</strong> lo son las<br />

condiciones naturales y sociales de vida del pueblo, <strong>como</strong> lo es la cultura espiritual. La<br />

nueva concepción de la historia judía también requiere una distribución completamente<br />

distinta del material y una nueva clasificación de las épocas o periodización. AI dividir la<br />

historia del pueblo en períodos y épocas se han de tomar en cuenta signos<br />

nacionales-sociales, y no puramente religiosos o literarios. "Tales signos se determinan<br />

por el ambiente histórico en que él vivía en una época dada. También se debe tener en<br />

cuenta la hegemonía de tal o cual parte del pueblo en uno de los centros nacionales<br />

siempre cambiantes. En el período del Estado, en la antigüedad, que aún hasta hoy se<br />

divide en dos épocas -'primer Templo' y 'segundo Templo'- la distribución debe hacerse<br />

según signos políticos, teniendo en cuenta la situación de Palestina entre las<br />

monarquías mundiales del antiguo Oriente: Egipto, Asiría, Babilonia, Persia, los reinos<br />

helenísticos de los Tolomeos y Seléucidas y, por último, el Imperio Romano. En el<br />

período- sin Estado, cuando el pueblo no tuvo un centro único, la distribución debe<br />

atenerse al signo geográfico, de acuerdo con la sucesión de los centros de hegemonía<br />

en el judaísmo. En cada época, el pueblo disperso tuvo uno y a veces dos centros<br />

principales, gracias a cuya amplia autonomía nacional y elevado nivel cultural ejercieron<br />

la hegemonía sobre las otras partes de la Diáspora."<br />

Dubnow distingue, ante todo, en la historia universal del pueblo judío dos grandes<br />

períodos: a) período oriental, cuando los centros principales de la nación se<br />

encontraban en el Asia Menor y en el norte de África, en Palestina, Siria, Mesopotamia,<br />

Egipto; b) período occidental, cuando los centros se hallaban en Europa, en las<br />

poblaciones judías que crecieron allí paulatinamente.

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