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El Judaismo como Cultura - Casa-argentina

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épocas de la historia judía? Los hechos de la historia judía después del Exilio, ¿son sólo<br />

acontecimientos azarosos "o actúa en esta historia la mano ordenadora de una ley<br />

interna"? Graetz pensaba que sólo el planteo de estos interrogantes y la adecuada<br />

respuesta a ellos podía permitir la elaboración de la historiografía judía <strong>como</strong> una unidad<br />

coherente y no simplemente <strong>como</strong> un mero registro de acontecimientos. Rechazaba las<br />

opiniones de quienes, partiendo de un enfoque histórico-teológico, consideraban que la<br />

esencia del judaísmo consistía en un ideal ético-religioso o en un concreto sistema de<br />

leyes rituales. Para él esto era teología, pero no historia. A su juicio, se debía dar por<br />

sentado- que toda gran idea ha de crear un cierto campo de realidad en el que pueda<br />

desarrollar la vida, actuar e influir en ella. Consiguientemente, la historia es no<br />

solamente el reflejo de esa idea, sino también el criterio de su vitalidad, la prueba de con<br />

qué alcance ha dirigido la vida y obrado en ella. Por las múltiples formas de la vida<br />

pasada de un pueblo, podemos trazar las varias notas propias de la idea que ha<br />

penetrado a esa vida. Estas formas representan los diferentes aspectos de la idea en<br />

realización concreta.<br />

De esto fluye que si se encara al judaísmo <strong>como</strong> la idea de la historia judía su<br />

esencia es tan multifacética <strong>como</strong> esta historia misma. Así, pues, la tarea del historiador<br />

no ha de consistir únicamente en relatar los hechos de la historia judía, sino también en<br />

indicar las fuerzas espirituales que han forjado, modelado, las manifestaciones de la<br />

idea, es decir, las manifestaciones del judaísmo, en la vida. Esto es: el historiador no se<br />

ha de limitar a registrar los hechos, sino que ha de interpretarlos a la luz de una relación<br />

dual entre, por un lado, una gran idea y, por el otro, la vida; relación en la que cada uno<br />

de los términos actúa sobre el otro.<br />

Por lo que acabamos de ver, se comprueba que para Graetz era inadmisible la<br />

limitación y la parcialidad del punto de vista teológico en el enfoque de la historia judía.<br />

Rechazaba este punto de vista porque restringe al judaísmo a uno solo de sus aspectos<br />

y, a la vez, descuida el elemento de la realidad vital; Graetz no admitía que se omitiera<br />

el introducir en la historia el sujeto que experimenta la vida histórica. Para ello,<br />

precisamente, hubo de preguntarse qué es el judaísmo. Con este interrogante inicia su<br />

trabajo de 1846. Para contestarlo, comienza señalando una serie de respuestas que se

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