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El Judaismo como Cultura - Casa-argentina

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y aunque hagáis muchas oraciones, no oigo- Vuestras manos están llenas de sangre.<br />

Lavaos, limpiaos; apartad la maldad de vuestras obras delante de Mis ojos; cesad de<br />

hacer lo malo. Aprended a hacer lo bueno; buscad lo justo, socorred al oprimido;<br />

mantened el derecho del huérfano, defended a la viuda". <strong>El</strong> libro del mismo profeta dice<br />

en el octavo versículo de su capítulo V: "¡Ay de los que juntan casa con casa, de los que<br />

allegan un predio a otro predio, hasta que les falte espacio! ¿Quedaréis solos en la<br />

Tierra?". La repetida insistencia en la Biblia hebrea sobre el deber de justicia y la<br />

proclamada pasión profética por la justicia social han sido un factor de progreso moral<br />

en la humanidad.<br />

<strong>El</strong> examen de las ideas morales en la Biblia hebrea nos ha conducido al problema de<br />

la justicia. Y éste, a su vez, naturalmente, nos llevó a la consideración de las relaciones<br />

sociales a la luz del pensamiento bíblico. Los deberes morales son del individuo, y el<br />

individuo vive en una sociedad. En la Biblia el hombre aparece hecho "a imagen de<br />

Dios". Mas, el hombre también es pecaminoso, egocéntrico, conforme lo señalan no<br />

pocos pasajes bíblicos. En cuanto persona, el hombre posee una dignidad que le viene<br />

de Dios y cobra sentido en relación con la sociedad. Todo hombre está dotado de li-<br />

bertad de decisión en su conducta y es moralmente responsable por sus actos. Por ser<br />

hijos de un padre común, de Dios, los hombres son esencialmente iguales entre sí.<br />

Pero, por su egocentrismo, el individuo olvida que el mundo fue creado, no sólo para él,<br />

sino también para su prójimo, para los otros hombres. <strong>El</strong> hombre que se siente con<br />

derechos a la personalidad que le viene de Dios, es llevado por su egoísmo a negar<br />

esos derechos a los demás. De esta paradoja proviene la ambivalente actitud hebrea<br />

frente "al Estado político". 71 Por un lado, el gobierno terrenal constituye una especie de<br />

usurpación, porque solamente Dios es el Rey verdadero y todos los hombres son sus<br />

subditos. En el Levitico, capítulo XXV, versículo 55, se dice: "Porque Mis siervos son los<br />

hijos de Israel; siervos Míos son, a quienes Yo saqué de la tierra de Egipto. Yo soy el<br />

Señor, vuestro Dios". En Jueces, capítulo VIII, versículo 23, se declara: "Pero Gedeón<br />

les respondió: No reinaré yo sobre vosotros, ni reinará mi hijo sobre vosotros; el Señor<br />

reinará sobre vosotros". En Oseas, capítulo XIII, 11, dice Dios por boca del profeta: "Te<br />

71 Will Herberg, op. cit., pág. 170.

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