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El Judaismo como Cultura - Casa-argentina

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comprueba en el libro del profeta Ezequiel, en el cual el níaj de Dios aparece soplando<br />

por el valle de los huesos secos y resucita a los muertos y los convierte en un ejército<br />

viviente. También se habla allí de la renovación del rúaj humano (Ezequiel XXVII, 9 y<br />

ss.; XI, 19; XVIII, 31). Aparece, pues, junto al concepto de espíritu de Dios, el concepto<br />

de un espíritu del hombre. Según Rust, este último se emplea en dos sentidos; uno<br />

acentúa lo fisiológico, y el otro lo psíquico. Hay pasajes que datan de después del exilio<br />

babilónico en los que rúaj designa el principio de vida, habitualmente en forma paralela<br />

con aliento, neschamá, identificado, por consiguiente, con néfesch. En cambio, en el<br />

período posexílico, al rúaj, ya aceptado <strong>como</strong> parte normal de la personalidad humana,<br />

se le atribuyen las funciones mentales de una clase más elevada. Entonces, mientras<br />

néfesch es mencionado con relación a los sentimientos, "rúaj es vinculado a la energía<br />

de la voluntad y la conducta; impulsa al bien o al mal, y está asociado a las intenciones<br />

del hombre". Sin embargo, se ha de estar prevenido "contra toda idea de una tricotomía<br />

de cuerpo, alma y espíritu en esta etapa del pensamiento hebreo". "Néfesch y rúaj han<br />

venido a significar aquí la misma cosa." Pero, "a través del elemento rúaj en el hombre<br />

Dios tendrá un especial punto de contacto con la personalidad humana".<br />

Nos hemos detenido en las consideraciones de Rust para señalar cómo el empeño<br />

por extraer de versículos dispersos en la Biblia una doctrina sobre la "constitución" del<br />

hombre, choca con dificultades casi insalvables. Sus resultados dependen, no sólo de la<br />

diversidad de interpretaciones de que son susceptibles distintas expresiones bíblicas,<br />

sino también de los propósitos que los investigadores persiguen, guiados por ideas<br />

preconcebidas. Para Rust, aun en los casos en que se tomaba a rúaj, espíritu, <strong>como</strong> un<br />

componente del hombre, no se lo distinguía de néfesch, sino que, identificado con<br />

néfesch, se le atribuían las funciones psíquicas superiores, especialmente las de la vo-<br />

luntad y la conducta. Para Norman H. Snaith, en cambio, "un hombre puede controlar su<br />

néfesch, pero es el rúaj quien lo controla a él". 58 Según el mismo autor los hebreos a<br />

menudo hablaban del rúaj <strong>como</strong> parte del hombre, "hacían una clara distinción entre<br />

rúaj (espíritu) y basar (carne)". Snaith llega así a una conclusión que en no poco se<br />

asemeja a la de Tresmontant. *<br />

58 Norman H. Snaith, The Distinctive Ideas of the Oíd Testament, The Espworth Press, Londres, pág. 150.

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