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El Judaismo como Cultura - Casa-argentina

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<strong>El</strong> te ha dicho, hombre, lo que es bueno y qué es lo que el Señor pide de ti: sólo hacer<br />

justicia y amar la misericordia y andar humildemente con tu Dios". En el tercer versículo<br />

del capítulo III de Proverbios se aconseja: "No te abandonen la benevolencia y la<br />

verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón". Luego se recomienda<br />

confiar en el Señor "con todo el corazón".<br />

Es oportuno que recordemos una vez más el capítulo IX del Génesis- En él se narra<br />

cómo Dios, después del Diluvio, celebra un pacto con Noé, con sus hijos y su simiente, y<br />

toda alma viviente, para generaciones perpetuas. <strong>El</strong> arco en la nube es la señal del<br />

pacto de que "las aguas no volverán a ser diluvio para destruir toda carne". En dos<br />

versículos del mencionado- capítulo se dice- "De mano de cada hermano del hombre<br />

pediré cuenta de la vida del hombre. <strong>El</strong> que derramare la sangre del hombre, por el<br />

hombre será derramada su sangre, porque a imagen de Dios hizo Él al hombre". Con<br />

estas palabras se expresa un principio de derecho natural: de respeto a toda vida de<br />

hombre por ser vida humana. En otro libro bíblico, en Levítico, versículo 18 del capítulo<br />

XIX, se requiere: Amarás a tu prójimo <strong>como</strong> a ti mismo. Este principio fue juzgado<br />

posteriormente <strong>como</strong> la suprema norma moral, pues por prójimo se entiende todo ser<br />

humano. En Zacarías VIII, 16 y 17 se encuentran expresiones morales fundamentales:<br />

"Estas son las cosas que habéis de hacer. Hablad cada cual verdad con su prójimo,<br />

juzgad según la verdad y la paz, dentro de vuestras puertas; y no maquinéis el mal uno<br />

contra otro en vuestros corazones, ni améis el juramento falso; porque todas estas son<br />

cosas que aborrezco, dice el Señor". En Deuteronomio VI, 5, se ordena: "Amarás al<br />

Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza". Si se asocia<br />

el versículo que acabamos de transcribir con el de Levítico que manda amar al prójimo<br />

<strong>como</strong> a uno mismo, nos encontramos con la posibilidad de enlazar, dentro de la moral<br />

religiosa hebraica, el amor al prójimo con el amor a Dios.<br />

Los que hemos visto hasta ahora son principios éticos generales. Teóricamente cabe<br />

admitir que era posible inferir de ellos normas concretas, específicas, de conducta. Sin<br />

embargo, el hebreo de los tiempos bíblicos no los consideraba guía suficiente para la<br />

vida real del hombre. Además de los principios, aparece en la Biblia una legislación que<br />

el creyente consideraba, en sus distintos aspectos y partes, <strong>como</strong> revelación de la

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