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Sexual Personae - Camille Paglia

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libre de Donatello en su redil gótico. Pese a su vigorosa constitución atlética,

Giuliano tiene un maravilloso glamour femenino. El cuello, que sostiene una

cabeza como del Apollo de Belvedere, es largo, esbelto, femenino. El torso

habla por sí solo. En primer lugar, los pechos están excesivamente

desarrollados para un hombre. En segundo lugar, es una brillante fantasía en

torno al tema de la cuirasse esthetique, el modelado de un peto o coraza

romana de cuero o de bronce adherida al relieve característico del torso.

«Verdaderamente, quien contempla la belleza de las calzaduras y de la coraza,

la cree celeste y no mortal», dice Vasari refiriéndose a la estatua de Giuliano.

[17] El torso y los músculos abdominales son fluidos, táctiles, sensuales.

Miguel Ángel reproduce tan convincentemente los pliegues de la piel en esta

coraza transparente cual membrana amniótica que las abrazaderas de los

hombros parecen estar en contacto directo con la carne. Siempre me vienen a

la mente esos aros sadomaso para ponerse en los pezones que se venden en

los sex-shops. Seguramente Miguel Ángel se inspiró para este espeluznante

motivo en el busto capitolino del emperador Cómodo, envuelto en la piel del

león de Hércules, cuyas quijadas abiertas le sirven de tocado y sus garras le

cubren el pecho. Pero Miguel Ángel sexualiza perversamente el motivo. A

diferencia de su pensativo hermano Lorenzo, sentado al otro lado de la

Capilla con una coraza normal, Giuliano es exquisitamente autoerótico.

A Miguel Ángel le gusta realzar el torso masculino. Clark habla así de

ciertos ejemplos del tipo del poderoso Cristo de El Juicio Final: «Esa extraña

tendencia que le hacía engrosar un torso hasta hacerlo casi cuadrado», «casi

una deformación». [18] El torso de Giuliano tiene el tipo de delicadeza erótica

y de inteligencia y sensibilidad que normalmente uno asimila al rostro. John

Pope-Hennessy dice que a Miguel Ángel no le interesaba en absoluto el

retrato. [19] El único retrato verdadero realizado por Miguel Ángel, como

recalca Vasari, es el del hermoso Tommaso Cavalieri. Yo propongo que el

fastuoso torso de Giuliano de’ Medici es el segundo de los retratos

homosexuales de Miguel Ángel. Este torso es análogo a las lustrosas nalgas

del Efebo Critios, que poseen la misma fuerza artística que los sobrios y

sosegados rostros del alto clasicismo. Los ornamentos, que parecen lacerar la

carne de Giuliano, son subliminalmente sodomíticos. Son como una pluma de

hierro que rellenara la página en blanco del torso con una fluida leyenda

erótica. El torso masculino equivale en Miguel Ángel al paisaje, el amplio

escenario de la acción y la experiencia humanas. Las elevaciones de los

pechos de Giuliano son las prohibidas Ciudades de la llanura.

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