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Sexual Personae - Camille Paglia

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mazas o bastones gimnásticos, lo que le permite mantener el tono muscular en

la prisión.

El don poético de Wordsworth es una consecuencia de su haber dejado

entrar, de haber admitido a la madre en la creación. La poesía de Dickinson

exige la separación de la madre, a la que niega autoridad creativa. De nuevo

utiliza aquí a Blake contra Wordsworth. No conviene exagerar las relaciones

con su madre real, pues en el Romanticismo lo principal es la imaginación.

Pero, aun así, le dijo en cierta ocasión a Higginson: «A mi madre no le

interesa el pensamiento». Dijo también de su hermana Lavinia, cuando

todavía vivían los padres de las dos: «No tiene ni Padre ni Madre, sólo a mí, y

yo no tengo otros Padres que ella». Esto recuerda a Woolf cuando habla de sí

misma como la «primogénita» de su hermana Vanessa. [29] Dickinson y

Brontë cultivan una romántica relación de hermanas, que en su variedad más

incestuosa, es una negativa de la deuda ancestral.

Son muy pocas las madres que encontramos en la poesía de la naturaleza

de Dickinson, y casi todas tocadas por alguna ironía. La «Dulce» madre

naturaleza se coloca el «dedo Dorado» en los labios para crear «Silencio —

En todos los lugares» (790). Los dedos de oro son los rayos del sol que pautan

el sueño de hombres y animales. Pero el silencio de la naturaleza puede ser

dorado porque participa de la frialdad mineral de la tierra. Cuando la

naturaleza «sonríe» a «Su excéntrica Familia» debemos pensar en Leonardo y

no en Rafael (1085). Me parecen admirables los versos siguientes: «En verdes

Hornos cuece nuestra Madre el Pan / Con el Fuego del Sol» (1143). Quienes

creen en una Dickinson cursi, una especie de Shirley Temple que se despierta

cuando se duerme el genio, desestimarán estas cosas como fruslerías

victorianas: la madre naturaleza se ata el delantal y se dispone a amasar el

pan. Pero la escena de la cocina tiene un cruel argumento secundario. La

naturaleza es la bruja de Hansel y Gretel, que asa a los niños en el horno. He

aquí toda la verdad:

Pero la naturaleza es todavía una extraña;

los que más la citan

nunca han visto su casa encantada

ni han tenido que simplificar su alma.

Ayuda a compadecer

a quienes no la conocen

saber que quienes sí la han conocido

saben de ella menos cuanto más se le acercan.

(1400)

Página 774

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