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Sexual Personae - Camille Paglia

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luminoso». El barco se precipita «en el abrazo de la catarata, donde una sima

se abre» para recibirlo. Se alza un titán de piel blanca como la nieve. Aquí

acaba la historia. [13]

¿Quién o qué se aparece? Nuestra lectura ha de ser iconográficamente

coherente con el resto de los cuentos de Poe. Pym se encuentra con la madre

naturaleza, en la cual termina absorbido. La naturaleza está velada, como la

Venus de Spenser, porque es hermafrodita. Nos encontramos ante una

revelación ctónica, callada y ciega. Entramos en el dominio dionisíaco de la

informidad y la disolución. Poe toma la sima, la «vigorosa fuente», el

«océano sin vida» y la «leche del Paraíso» de Kubla Khan, y los une al sueño

de incesto prenatal del Epipsychidion de Shelley. La blanca cortina que cubre

el misterio de la vida se abre, y la frágil barca-alma se sumerge en el canal de

la vida. En el grado cero, un torrente seminal mana eternamente por el útero

de la materia. El blanco chaparrón, denso y sofocante, es un fenómeno de

vuelta a los abismales orígenes primigenios. Ruido blanco, agujero blanco, el

nacimiento y la muerte de las estrellas: este espectáculo de sorda privación

sensorial es un triunfo romántico. Toda histeria termina disolviéndose en una

calma opresiva.

Casi en el mismo momento, Nathaniel Hawthorne pensaba también en la

diosa madre y sus velos. El velo negro del ministro (1836) es un extraño

ejercicio de travestismo. El reverendo Hooper saluda a sus fieles con la cara

oculta tras «un sencillo velo negro, como el que podría llevar cualquier mujer

por delante del sombrero». Los fieles se quedan perplejos o aterrados. Y el

ministro llevará ya para siempre este atavío. Tradicionalmente, la crítica ha

supuesto que el velo simboliza la carga del pecado original, una suposición

que impone la moralidad y la racionalidad a lo compulsivo y misterioso.

Hooper diagnostica la sexualidad incompleta del protestantismo y la remedia

automedicándose. No busca la experiencia sexual concreta. Por el contrario,

su negativa a quitarse el velo aleja de él a su prometida, cuya pérdida él

acepta con una tímida sonrisa. El velo difuminador del género es como el

atuendo de la diosa que vestían los iniciados en los Misterios Eleusinos. El

devoto se funde con la madre naturaleza mediante una representación

transexual. El relato acepta su inspiración pagana cuando Hooper, asustado al

ver su cara velada en el espejo, se abalanza hacia la noche, gritando:

«También la tierra llevaba un velo negro». [14] De modo que el velo negro del

ministro es la sombra femínea de la noche arcaica.

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