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Sexual Personae - Camille Paglia

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Frye utiliza aquí una imagen alquímica extraída del soneto 5, donde se

destilan en el alambique flores estivales para extraer un perfume que se

asemeja al amor y a la belleza transformados en arte. El joven hermoso de los

sonetos es asocial, es un ser ensimismado. Shakespeare lo exhorta a casarse y

procrear no sea que termine en él esa línea patricia (Sonetos 1-17). Tal como

yo lo veo, si el joven aceptara el compromiso social del matrimonio, perdería

inmediatamente su seductora belleza narcisística, que es el producto de su

intemporalidad y de su distancia con respecto a la comunidad. He hecho

hincapié anteriormente en que la modalidad apolínea es absolutista, distante y

severa. Los seres apolíneos son incapaces de una participación dionisíaca: no

pueden «formar parte», pues lo apolíneo es fríamente unitario e indivisible.

La travestida Rosalind hereda la obligación del matrimonio del joven blondo

de los sonetos, cuyo rechazo a la integración social precisamente lo confina a

los sonetos. En el drama, un muchacho hermoso resultaría superficial y

pequeño. En el teatro de Shakespeare, el único Ganymede es una mujer. En

Rosalind, el muchacho hermoso escoge por otros más que por sí mismo.

Las consideraciones de Shakespeare sobre la persona del andrógino están

inspiradas por la fiebre renacentista por los papeles sexuales, que alcanzó a

Inglaterra después que a Italia. La distancia entre estas fases nacionales del

Renacimiento viene a quedar ilustrada por el hecho de que Shakespeare y

Marlowe nacieron el mismo año que moría Miguel Ángel, a los ochenta y

nueve años de edad. Los predicadores puritanos de los periodos isabelino y

jacobino arremetían contra los hombres afeminados y las mujeres masculinas

que se ponían ropas de hombre. Así pues, estas comedias de Shakespeare

tratan una cuestión pública y adoptan una posición liberal al respecto. A

diferencia de Botticelli, que permitió que Savonarola destruyera su estilo

pagano, Shakespeare nunca cedió a la presión puritana. De hecho, en sus

obras jacobinas se detecta un giro hacia la decadencia más que un alejamiento

de la misma. Shakespeare seguía creyendo en que las «personas del sexo»

constituían un modo de definición personal. Este tema aparece tratado de

diferente forma en sus dos géneros principales. Sus sonetos circulaban en

forma manuscrita entre los apolíneos y exclusivos círculos aristocráticos. Pero

su teatro estaba dirigido al público del Globe Theatre, un público en el que se

mezclaban las clases sociales, ese democrático «muchos» que Plutarco

identifica con Dioniso. De ahí que las metamorfosis psíquicas de los

andróginos shakespearianos fueran análogas al pluralismo de su público.

El hecho de que los papeles femeninos fueran representados por jóvenes

actores es consistente con la afirmación implícita en Como gustéis de que

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