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Sexual Personae - Camille Paglia

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por una armonía que se acerca como bajo las olas las estrellas». Se siente

como un «mar en calma, / extenso, luminoso y henchido bajo la luna».

Coleridge es un arpa eólica que hace vibrar otra persona. Wordsworth habla

en nombre de la naturaleza y aplasta a Coleridge bajo el peso de su hazaña.

No hay diálogo, sólo monólogo, una relación basada en la feroz afirmación

por un lado y en la receptividad emocionada por el otro. La escena es

claramente erótica. Esa alma como el mar henchida recuerda un soneto de

Wordsworth del año anterior, The World is Too Much With Us, en el que el

mar «descubre su pecho a la luna». Wordsworth y Coleridge se encerraron en

un sadomasoquista matrimonio espiritual, en el que Wordsworth ocupaba una

posición de dominio y Coleridge se sometía a una autohumillación ritual.

Curiosamente, como hemos visto, Coleridge decía que en Wordsworth

todo es masculino. Nada menos cierto que esta afirmación, la cual, además,

suena a atracción homoerótica. Torturado e inconstante, Coleridge veía en la

fría compostura de Wordsworth una especie de resolución masculina.

Wordsworth necesitaba a Coleridge tanto como éste lo necesitaba a él. Ya he

observado que la voz de Wordsworth se hace más masculina (sobre todo en

The Prelude) cuando más pasiva es en términos poéticos, pues más depende

de Milton. La lectura nocturna de The Prelude constituye un espectáculo de

magia negra chamánica. Wordsworth, dominado por Milton, domina a

Coleridge. La identidad poética, cristalizándose y disolviéndose, fluye por

una cascada de niveles jerárquicos, un feudalismo sexual de relaciones amosiervo.

Recordemos que el preludio se dirige fundamentalmente a Coleridge.

La sumisión de Coleridge permite a Wordsworth emerger intacto de la

inundación miltoniana. Escuchando The Prelude, Coleridge es una Dánae

impregnada con la lluvia de oro de Zeus. En la segunda línea de To William

Wordsworth, Coleridge hace un juego de palabras con la idea de la

inseminación espiritual: «En mi corazón he recibido esa balada». [*] Coleridge

ha sido penetrado y colmado por Wordsworth, a quien se abandona. El sexo

es poesía; la poesía es sexo.

Las mejores obras de Coleridge son las realizadas bajo la influencia de

Wordsworth. Después de su separación, la poesía de Coleridge empieza a

languidecer y nunca llega a alcanzar sus primeros logros. Así era la naturaleza

de su colaboración: Wordsworth era un padre/amante que absorbió el superyo

automutilador de Coleridge, permitiendo que la turbulenta vida onírica de

éste fluyera directamente en su poesía. La gran ironía, como veremos, es que

el elemento que hace más grandiosa la poesía de Coleridge constituye una

negación de la de Wordsworth. La venganza última del hijo con respecto al

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