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Sexual Personae - Camille Paglia

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tendrá una casa en la ciudad. No esperará que una chica con una naturaleza

tan sencilla y virginal como Gwendolen vaya a vivir al campo». Y

Gwendolen, echando un vistazo al jardín, comenta: «No tenía ni idea de que

en el campo hubiese flores». Para Wilde, la ciudad es el centro de todos los

valores. En cierta ocasión comentaba: «La vida en la ciudad alimenta y

perfecciona los elementos más civilizados del hombre». Y en otra afirmaba

que «un verdadero gentleman nunca mira por la ventana». [55] Cuando su

productor le presionó para que acortara la versión original de La

importancia…, lamentablemente, Wilde cambió el emplazamiento de algunas

escenas. La escena del té, por ejemplo, tenía lugar originalmente en el salón,

no en el jardín. La sala, que es el lugar adecuado, equivale en términos del

andrógino amanerado al salón dieciochesco. Las revisiones de la obra también

destrozaron algunas de las acotaciones más sardónicas del teatro inglés. La

guerra de los sexos que se entabla en La importancia… comenzaba

originariamente con la súbita retirada de las damas: «Salen al jardín con gesto

de desagrado». [56] En esta frase, el antinaturalismo de Wilde sobrepasa su

objetivo inmediato, Wordsworth, para abarcar toda la poesía inglesa,

retornando a las doncellas y los jardines de Spenser, Donne y Marvell. Las

dos hermosas ninfas hermanas de las de Spenser se retiran apresuradas a una

pradera que ya no es tan idílica. En la versión acortada, la acotación dice:

«Entran en la casa con aire de desagrado», con lo que se pierde esa importante

referencia.

La revuelta del alto Romanticismo contra el Neoclasicismo vuelve a su

punto de partida en el Wilde tardorromántico. Como los neoclásicos, exalta a

la sociedad por encima de la naturaleza bruta, la aristocracia sobre la

democracia, la artificialidad sobre la sencillez, el ingenio sobre la emoción,

las limitaciones apolíneas sobre la carencia de límites dionisíaca. Wilde

confirma la creencia de Rousseau y de Wordsworth de que el seguir los

dictados de la naturaleza hace al hombre delicado y benevolente; así al

apartarse bruscamente de la naturaleza romántica, Wilde deviene cruel.

Insulta al gusto victoriano por su sentimentalismo y patetismo, como cuando

dice refiriéndose a una sentimentaloide obra de Dickens: «Hay que tener un

corazón de piedra para leer la muerte de la Pequeña Nell sin reírse». Igual que

Sade y Freud, Wilde ve el altruismo como un egoísmo encubierto. Lord

Henry Wotton dice: «Puedo simpatizar con todo, excepto con el sufrimiento»,

y «los filántropos han perdido toda noción de humanidad. Es su más notable

característica». El principio básico de Wilde es la perfección estética de la

persona, por encima de la moralidad. Lord Henry le dice a Dorian que «ser

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