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Sexual Personae - Camille Paglia

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Shakespeare está a punto de lanzar sus propias y originales investigaciones

sobre el amor y el género. En Tito Andrónico, Shakespeare intenta fijar y

reducir a Spenser a fin de posicionarlo y superarlo. Las manos y la lengua

amputadas de Lavinia, continuamente realzadas, son las manzanas de

Atalanta, sanguinolentos arenques esparcidos en los caminos por donde

corren las musas.

Spenser es un iconógrafo; Shakespeare, un dramaturgo. En Spenser

gobierna el ojo; en Shakespeare, el oído. Spenser es un autor apolíneo que

presenta sus personajes en una serie lineal de revelaciones, esculpidas con los

definidos contornos de Botticelli. Construye cuadros escénicos, viñetas

episódicas, tan vagamente conectadas por la trama que uno nunca puede

recordar exactamente lo que ha sucedido en cada momento. Esta técnica

secuencial de breves cuadros dramáticos con coloridas «personas del sexo» la

veo reproducida en el tema, manifiestamente apolíneo-dionisíaco, de Mujeres

enamoradas, de Lawrence. Shakespeare es un metamorfoseador y, por

consiguiente, está más próximo a Dioniso que a Apolo. Muestra los procesos,

no los objetos. Todo fluye: el pensamiento, la lengua, la identidad, la acción.

Amplía enormemente la vida interior de sus personajes y los sitúa en el

gigantesco ritmo aciago de sus tramas, una fuerza abrumadora que entra en la

obra allende la sociedad. La energía elemental de Shakespeare procede de la

propia naturaleza. «Ante una poesía como ésta, somos menos conscientes de

las superficies que de una fuerza turbulenta, una marejada, cuyas

profundidades se escapan a toda definición verbal; y, conforme progresa la

obra, más energía se acumula, una enésima ola de pasión, un incremento del

tempo y de la intensidad» [1] . Esta observación de G. Wilson Knight es, a mi

parecer, lo más brillante que se haya dicho nunca sobre el teatro de

Shakespeare. El mar, la naturaleza líquida dionisíaca, es la imagen básica de

las obras de Shakespeare. Es ese movimiento ondulante del discurso

shakespeariano lo que deja al público clavado en sus asientos incluso cuando

no se entiende una sola palabra.

La lengua medieval de Spenser es arcaica y retrógrada. Spenser pretendía

detener los cambios vertiginosos que se estaban produciendo en las

«personas» renacentistas por el procedimiento de revertir los cambios

lingüísticos que se estaban produciendo. Sus personalidades apolíneas son

históricamente retrógradas. La épica es siempre un género nostálgico.

Spenser, como Virgilio, adopta la épica en un momento de súbita y anárquica

multiplicación de las «personas del sexo». Veremos cómo Blake responde de

una forma similar a la crisis psicológica del Romanticismo. La multiplicidad

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