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Sexual Personae - Camille Paglia

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Shelley se otorga la alegre compañía de un gemelo incestuoso para sus sueños

prenatales, pero el feto desexuado de Munch sufre de la frígida soledad

moderna.

Beardsley, el supremo artista decadentista, simboliza los años 1890, la

Década Malva o violeta. Spengler dice en otro contexto: «El violeta —que es

un rojo superado, vencido por el azul— es el color de las mujeres que han

perdido su fertilidad y de los sacerdotes que viven en el celibato». [12] El

célibe y retraído Beardsley era un pornógrafo monástico, que redujo los

colores y los volúmenes de la madre naturaleza a un estéril blanco y negro.

Como Keats, contrajo la tuberculosis y murió a los veinticinco años. Sus

obras son asombrosamente voluminosas, y pueden competir con los dos

Fausto en cuanto a la variedad de andróginos: ángeles, efebos, eunucos,

amazonas, viragos, vampiros, madres tierra. Crea un vasto reino encerrado en

sí mismo poblado por esotéricas «personas del sexo». La autorreflexión de

Rousseau alcanza un doloroso extremo en las mentalizaciones eróticas de

Beardsley. Al igual que Whitman y Genet, Beardsley vivifica su universo

sexual mediante el principio masturbatorio de Khepri (Jepri), el Primun

Mobile egipcio. La compulsiva autorreproducción del arte usurpa los poderes

de la naturaleza.

Mucho se ha exagerado la deuda de Beardsley con el Rococó francés.

Beardsley empezó como discípulo de los prerrafaelistas. De Burne-Jones

toma el bosquecillo spenseriano símbolo de la naturaleza enramada, que él

redramatiza como elegantes uniones entre perversas «personas del sexo». El

Rococó es lírico, vernal. La línea clara de Beardsley es blakiana y severa;

hereda el apolonismo demonizado del Modernismo. El peligro ctónico está

siempre cerca de él, como no lo está en el Rococó. El rostro de Elizabeth

Siddal aparece en ambos sexos en toda la obra de Beardsley, rindiendo

homenaje a Rossetti y a Burne-Jones. Siddal le presta sus labios al primer

Hermafrodito; es Venus en la portada de Venus y Tannhäuser, inspirado en

Swinburne; se convierte en tres pajes de largos cabellos en la primera versión

de la Toilette de Salomé. Algo extraño: Siddal caracterizada de Venus es

exactamente igual que Jacqueline Kennedy Onassis. Así, al igual que todos

los mitos vivos, una de las mujeres más famosas de nuestro tiempo evoca la

figura del hermafrodita. Cecil Beaton lo confirma cuando se refiere a la

«sombra de bigote» de Jackie y a sus «grandes manos y pies inmensos, de

muchacho». [13]

En Beardsley se duda continuamente del género. En la serie de Salomé los

rostros de los hombres y de las mujeres son intercambiables. Las parejas

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