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Sexual Personae - Camille Paglia

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Cultos del sexo y de la belleza

Balzac

El Decadentismo es una fase manierista tardía del Romanticismo. La

imaginación romántica rompió todas las barreras. El Decadentismo, que no

pudo soportar el peso de la libertad, se inventó otras nuevas, unos severos

límites psicosexuales y artísticos. Es un proceso de objetivación y afirmación

que pretende disciplinar e intensificar la maliciosa mirada occidental. El alto

Romanticismo valoraba la energía y los espacios desahogados. El

tardorromanticismo decadentista cierra las puertas y recluye al yo y a la

mirada en un ritual pagano. Su visión de la naturaleza se deriva de Sade y de

Coleridge, quienes ven la crueldad y el exceso de ésta. El arte suplanta a la

naturaleza. El objet d’art se convierte en el centro de un tipo de conocimiento

fetichista. La persona se transforma en un objeto hermoso, allende toda ley. El

Decadentismo lleva a las «personas del sexo» occidentales a su grado más

alto de artificialidad y firmeza. El Decadentismo está empapado en el sexo,

pero en el sexo como idea, más que como acción. El Decadentismo es una

incursión apolínea en el reino de lo dionisíaco, en la que la agresiva mirada

occidental clava y congela los turbios objetos de la naturaleza.

Francia fue pionera en la sofisticación moderna. El arrogante estilo urbano

francés se origina en el mundo cortesano del Ancien Régime. Imitado por

Oscar Wilde, dará lugar a lo que yo denomino el «epiceno inglés», que se

trasplantará a América en la forma del estilo y la gestualidad homosexuales.

La sofisticación francesa es un exceso de saber mundano, un cinismo nacido

de la turbulencia y de la reacción. Desde esa su Revolución que acabó

devorándose a sí misma hasta la ocupación nazi, Francia parecía destinada a

un círculo vicioso de orgullo extravagante y humillación. El Romanticismo

inglés, que no se vio frenado por ningún tipo de desastre nacional, proyectó su

optimismo en la cultura popular del siglo XIX. Pero el Romanticismo francés,

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