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Sexual Personae - Camille Paglia

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espina / clávenla pues a Rosalina» (III, ii, 97-98). A fin de consumar su amor

por Rosalind, el deprimido Orlando habrá de recuperar su autonomía

masculina. Al igual que Artegall, tendrá que erguirse y hacerse cargo. En

segundo lugar, Rosalind, comparada con la rosa, es tanto la flor como la

espina. Disfrazada de hombre armado, Rosalind tiene dobles atributos

sexuales, el fálico «love’s prick» y la «rosa» genital femenina. [***] Uno

esperaría algo más subido de tono en los enredos renacentistas de travestidos.

En una de las fuentes de Noche de Reyes, Of Apolonius and Silla de Barnabe

Rich (1581), Silvio, el precursor de Viola, revela su sexo al final,

«despojándose de sus ropas hasta la cintura» y mostrando «su busto y sus

bonitos senos». Un momento deslumbrante para una lectura de tocador, pero

no muy adecuado para la escena. El tratamiento shakespeariano de la

ambigüedad sexual es notablemente casto.

Los personajes de Shakespeare a veces no reconocen correctamente el

sexo de sus compañeros, incluso en ocasiones no reconocen a sus propios

amantes en escena. El motivo de la confusión de los gemelos procede de

Plauto y Terencio, quienes lo tomaron de la Nueva Comedia griega. Pero en

el drama clásico, los gemelos son del mismo sexo. El Renacimiento, con su

atracción por lo andrógino, modificó el tema convirtiéndolos en gemelos de

diferente sexo. Como iluminado por el «zeigeist», Shakespeare consiguió dar

a luz gemelos chico y chica. El virtuosismo de los muchachos que hacían

todos los papeles femeninos condicionaba al público isabelino a dejar en

suspenso su incredulidad con respecto al sexo de aquéllos. Las ambigüedades

sexuales de estas comedias resultan realzadas por la presencia de muchachos

en los papeles estelares. El epílogo de Como gustéis, que para algunos no es

obra de Shakespeare, exige el reconocimiento por parte del público del

transexualismo teatral. El actor que hacía el papel de Rosalind se acercaba al

proscenio vestido de mujer y se dirigía al público: «Si fuera una mujer,

besaría a tantas cuantas barbas me complacieran de entre vosotros». Un toque

de coquetería homosexual. Al final de las representaciones, los actores

modernos que hacen papeles femeninos también salen del marco dramático y

revelan su sexo real quitándose las pelucas y los corpiños o apareciendo en

esmoquin. La representación masculina de papeles femeninos en el teatro

isabelino era más inherentemente homoerótica que su equivalente en el teatro

griego o japonés. Los actores griegos llevaban máscaras de madera; y los

actores de Kabuki emplean un tipo de maquillaje espeso y esquemático. Los

actores griegos y japoneses podían ser de cualquier edad. Pero el teatro

isabelino empleaba actores lampiños, quienes probablemente se ponían

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