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Sexual Personae - Camille Paglia

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Ambos dominan los extremos emocionales y la visualización arquetípica.

Pero esa hostilidad puritana hacia la belleza y el placer todavía presente en la

cultura americana de su tiempo le hizo flaco servicio en su búsqueda

baudelairiana de una teoría del arte.

En los relatos de detectives, de los que Poe es el gran creador, la apolínea

mente masculina se libera del sexo y la naturaleza. Sólo en Los crímenes de la

calle Morgue (1841) se muestra decadentista. En este relato, la naturaleza

invade de nuevo la más íntima y secreta de las estancias, el témenos del

encuentro arquetípico en Poe. Pero ahora la naturaleza es un gorila que actúa

con masculina brutalidad contra el poder femíneo. La mujer, que nos ata al

mundo material, es golpeada y mutilada a fin de taponar el agujero de la

chimenea o maelström a través del cual roba a los hombres para poder dar a

luz.

De forma similar están sexualizados los ensayos de Poe. En El demonio

de la perversidad, en el que se prefigura la teoría freudiana del inconsciente,

se supone que la humanidad es vulnerable a toda suerte de impulsos

inmorales. Los relatos de vampiros muestran la génesis de esta idea, que no es

sino otra versión de la pasividad masculina. En La filosofía de la

composición, Poe afirma: «La muerte de una mujer bella es, sin duda, el tema

más poético del mundo». [12] A simple vista, esta afirmación parece una

muestra más del trillado sentimentalismo decimonónico. Pero las mujeres en

Poe no son femeninas, sino masculinas. Por eso la muerte del principio

masculino es poética, porque une lo masculino y lo femenino, la agresividad y

la pasividad, lo presente y lo ausente. En Poe y en Coleridge, la poesía es una

síntesis de los opuestos.

La madre desterrada por el protestantismo hace su debut americano en el

clímax de Las Aventuras de Arthur Gordon Pym (1837). Esta pequeña novela,

en una edición privada especialmente encuadernada, aparece en A contrapelo,

de la misma forma que una copia de A contrapelo aparece en El retrato de

Dorian Gray. Pym es un viaje arquetípico al corazón de la creación. Su

protagonista, un Poe transformado (Pym = Pseudonym), presencia el

tremendo retorno de lo reprimido, cuyo precio es la muerte.

Mientras el mar polar que rodea su barco a la deriva se caldea y toma un

color «lechoso», una «ensoñación» paraliza a Pym. Cae sobre él una lluvia de

blanco polvo ceniciento, como las lenguas de fuego que Dante compara con la

nieve alpina (Infierno XIV, 28-30). Una catarata inmensa envuelta en una

cortina de vapor cae silenciosamente en el mar, iluminado por un «resplandor

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