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Sexual Personae - Camille Paglia

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Nos enfrentamos aquí, como en el caso de Emily Dickinson, con la

paradoja de una mujer de genialidad romántica. Ya vimos que el poeta

romántico, considerando que la persona masculina occidental era demasiado

limitada, se hermafroditiza a fin de conseguir los poderes délficos de la

receptividad femenina. Pero una artista, que sexualmente lleva ventaja por el

solo hecho de haber nacido hembra, ha de extender su alcance en la dirección

opuesta, hacia lo masculino. Observaba anteriormente que el gigantismo en

las mujeres artistas implica su masculinización. Mis ejemplos son Cumbres

borrascosas y Horse Fair (1853-1855), la gran pintura de Rosa Bonheur, que

elimina toda interioridad femínea en una palpitante escenificación de

dinamismo animal. Heathcliff posee la polémica musculatura de Horse Fair.

Charlotte Brontë califica a Heathcliff de «descomunal», porque está cargado

con un exceso de aspiración transexual. Otras dos grandes escritoras,

refiriéndose a Cumbres borrascosas, piensan, cada una por su lado, en la

palabra «gigantesco». Emily Dickinson saluda a la «gigantesca Emily

Brontë»; y Virginia Woolf dice que la «gigantesca ambición de Brontë se

percibe a lo largo de toda la novela». [37] Este gigantismo es una pretensión de

abarcarlo todo; una aspiración fascista al poder universal. Es la estrategia de

una mujer que intenta desafiar la dictadura del género.

La debilidad seminal de Heathcliff deja ver sus orígenes transexuales. Es

una mujer con la energía de un hombre, pero sin su potencia. Al negar a su

héroe byroniano una virilidad consumada, Emily Brontë nos demuestra que

adivina el hermafroditismo romántico tras la máscara de seductor de Lord

Byron. Una intuición de artista: Goethe y Balzac también retratan a Byron en

la figura del medio femenino Euforión y del bisexual lord Dudley, progenitor

de andróginos. Sin embargo, la fama de machista de Byron persistió hasta los

estudios modernos de G. Wilson Knight.

El autorretrato romántico de Emily Brontë caracterizada de Byron es un

ejemplo de mi principio de la metatesis sexual, un cambio de sexo artístico.

Otros ejemplos son la transformación por parte de Byron del monaguillo John

Edleston en Thyrza; la de Alfred Agostinelli en Albertine por parte de Proust,

y la de Victoria Sackville-West en Orlando por parte de Virginia Woolf. Sería

una vulgaridad reducir la metatesis sexual a simple y llano miedo al

escándalo. Se trata de una economía espiritual de mayor alcance. La metatesis

sexual es una progresión metafísica, una expansión de la identidad mediante

una sensación erótica mentalmente prolongada. El original de la vida real es

como una palabra del ámbito sexual traducida a un nuevo lenguaje

imaginario. La metatesis sexual que opera en Cumbres borrascosas, como la

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