05.09.2022 Views

Sexual Personae - Camille Paglia

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

El monasterio medieval donde transcurre El monje es un recluido espacio

cristiano que Lewis, al igual que Sade, profana con el erotismo pagano. Como

vimos en Spenser, el carácter ilícito aumenta el placer de la transgresión

sexual. En su reseña de El monje, Coleridge ensalza su «libidinosa precisión».

[26] El protagonista de Lewis, el abate Ambrosio, descubre que uno de sus

monjes, Rosario, es en realidad una mujer disfrazada, Matilde. Lewis oculta la

identidad de Matilde a la manera spenseriana, refiriéndose a ella hasta ese

momento como «él». Matilde se arranca el hábito y se apunta con un puñal el

pecho izquierdo, iluminado por la luna. El «goticismo» finisecular exhibe un

decadente sensacionalismo. El erótico claroscuro de Lewis yuxtapone la

lujuria y la castidad, el exhibicionismo y el voyeurismo. ¿Se apunta Matilde

con el puñal a fin de mutilarse o a fin de encenderse? ¿O, tal vez, a fin de

dirigir y aguzar nuestro agresivo ojo occidental? Su travestismo es la más

suave de sus perversiones. Sólo la Christabel de Coleridge supera a El monje

en su pornográfica explotación del moralismo cristiano.

Matilde está sexualmente dividida. Insiste en mantener su nombre

masculino a modo de ayuda erótica. Después de seducir al monje, se hace

extrañamente más masculina, en lugar de más femenina. Su poder mental

parece aumentar, prefigurando a la Ligeia de Poe. Lewis insinúa que el

género de Matilde es fluctuante: un mecanismo de autoajuste mantiene su

hermafroditismo, como el agua que mantiene su nivel. El deseo homoerótico

de Ambrosio por el desaparecido Rosario muestra su preferencia por un

pseudohombre femenino frente a una mujer masculina sexualmente accesible.

Pero las sorprendentes últimas páginas nos obligan a una segunda lectura.

Lucifer, llegado para reclamar el alma de Ambrosio, revela que Matilde es un

demonio que había sido enviado para corromperlo. Parece tomado de

Spenser, donde un espíritu masculino se enmascara de Falsa Florimell. La

«virilidad» poscoital de Matilde es así el presuntuoso pavoneo de un demonio

con la forma de una «drag-queen». Nuestra primera lectura, psicológicamente

primaria, ha sido totalmente equivocada. El sexo enternecedor y delicioso

entre Ambrosio y Matilde —jadeos, abrazos y oscuros refinamientos— no ha

sido heterosexual, sino homosexual y demónico. Nuestras propias

percepciones sexuales han sido seducidas. Una sensualidad radiante en la

penumbra gótica: Keats normaliza, sin duda, la escena carnal de Lewis para

su The Eve of Saint Agnes, con la opulenta exhibición de golosinas en el

dormitorio.

La identidad masculina de Matilde no es la única sorpresa que nos

aguarda al final de El monje. Lucifer revela también que Ambrosio ha

Página 318

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!