Tese completa Jaci MenezesFCC

de esclavos, o era practicado por hombres libres, a éstos les estaba vedado no sólo ascender de
alguna forma a la “hidalguía”, sino que jamás podrían siquiera participar, como “hombres
buenos” de la administración de la ciudad. Es bueno lembrar que los “hombres buenos”, eran
miembros de la nobleza o de la burguesía (propietarios de casas y tierras urbanas, letrados,
clérigos y mercaderes ricos). Como los oficiales mecánicos no podían siquiera participar del
gobierno de la ciudad, comienzan a organizar corporaciones, que más allá de ser una
organización del trabajo, hacían incluso pacto de ayuda mutua y de defensa común. Después de
un cierto periodo, comienzan a existir los “Jueces del pueblo” representantes de esos oficiales
en el gobierno de la ciudad, especialmente en defensa de sus intereses. Consta que durante la
ocupación de Portugal por Napoleón, los jueces del pueblo jugaron un papel importante en la
resistencia.
La educación para el trabajo, en especial para los “oficios de manufactura, que incluían
artesanos para la construcción y mantenimiento y restauración de servicios diversos, tales como
zapateros, herreros, carpinteros, además de arquitectos, escultores, talladores y pintores, ocurre
durante todo el periodo colonial. Aunque para la ocupación principal, la producción del azúcar
en las estancias, no se diese ningún modo formal de aprendizaje: para trabajar “en la tarea”, se
aprendía trabajando; también ahí, determinados oficios demandaban algún aprendizaje, muchas
veces ejercidos por hombres libres. La instrucción para el trabajo se daba, por lo tanto en los
Ingenios, Colegios, en las explotaciones mineras, en zonas rurales y en las ciudades, muchas
veces a través de Corporaciones de Oficios.
En los ingenios, incluso, los oficios no estaban delegados a los esclavos, eran aprendidos
de manera informal. Ya en los Colegios de los Jesuitas, hermanos ayudantes encargados de los
oficios organizaban su aprendizaje según la práctica del mismo, vigente en Europa, donde ellos
mismos habían aprendido. Ahí se enseñaban los siguientes oficios: domésticos (cocineros,
despenseros, roperos, porteros, sacristanes, etc.), mecánicos (sastres, zapateros, pedreros,
herreros, enfermeros, etc.) además de pintores de techo, alfareros, tejedores e hilanderos,
boticarios (encargados de la preparación de medicamentos a partir de elementos importados o
de plantas medicinales locales) Llama la atención, el autor de que fue intensa la actividad de
enseñanza de oficios, en especial en las Misiones. Ahí, la enseñanza de los diferentes oficios
era generalizada, orientándose a los niños para los talleres según sus inclinaciones.
En la explotación de minas se desarrollaron diferentes oficios orientados a la práctica. El
trabajo de artífice era libre hasta 1725; a partir de ahí, la Cámara pasó a controlarlos a través de
licencias que exigían la aprobación de un examen de habilitación. Habrían existido formas de
aprendizaje sistemático para la fundición de oro, tanto en Vila Rica, e Sabará, como en S. João
del Rey. Los aprendices de estos oficios (ensayistas, fundidores y fabricantes de monedas)
llevaban de cuatro a seis años para ser considerados habilitados y, al final, recibían premio en
dinero. En las riberas, encaminadas a la construcción, mantenimiento y reparación de barcos, se
desarrollaba el oficio de maestro de Ribero, como una carrera de construcción naval.
Algunos oficios se organizaron bajo la forma de corporaciones, donde el proceso de
aprendizaje era controlado no sólo por el maestro de oficio, sino por la Cámara de la ciudad.
Las corporaciones eran un conjunto de oficios, y muchas de ellas se organizaban bajo la
bandera de un santo protector, que llevaban consigo en las ceremonias religiosas. Contenían
oficios principales, o cabezas de la corporación y secundarios, anexos. Las cofradías se
distinguían de las hermandades, por ser organizaciones laicas, de trabajo, y no organizaciones