Tese completa Jaci MenezesFCC

Como consecuencia, cualquier progreso de la educación moral en el camino para una mayor
racionalidad no podría producirse sin que, al mismo tiempo, nazcan nuevas tendencias morales,
sin que se despierte mayor sed de justicia, sin que la conciencia pública se sienta desgarrada por
oscuras aspiraciones. Al educador cabría prever las nuevas tendencias y preparar para ellas. No
bastaría conservar el pasado, se debería preparar el futuro.
1.1. Seguidores de Durkeim: Educación entre los pueblos primitivos.
Florestan Fernández, sociólogo brasilero de la Universidad de São Paulo, estudia la educación
entre los tupinambás, una de las naciones indígenas existentes en Brasil, en la época de su
descubrimiento (22). Analiza lo que sería en una sociedad "tradicionalista, cerrada, y sagrada" y
descubre que en ella, teniendo en cuenta la necesidad de rutinizar las actividades de interés
grupal, predominan los mecanismos que aseguran la herencia social: buscando evitar que las
nuevas situaciones sociales se transformen en problema para el grupo, el individuo debe estar
preparado para reinterpretar las innovaciones según las tradiciones, los ejemplos, las situaciones
análogas ya conocidas. A pesar de esto, llama la atención de que, incluso en estas sociedades en
que el saber tradicional se torna sagrado, la conformación del individuo al grupo social no es
absoluta. Resalta:
"Hay un flujo profundo en el uso de la inteligencia humana, preservación y perpetuación no
resultan de la mera incapacidad de usar la inteligencia libremente ni por la imposición de un
techo cultural"
Para Florestán Fernandes, es preciso tanto talento para mantener como para transformar ciertas
formas de vida, reajustándolas constantemente a las alteraciones de las condiciones humanas de
existencia, de ahí la importancia de la educación. Es necesario conocer cuales son las
exigencias de la situación y en que medida ellas son atendidas por los comportamientos puestos
en práctica; las insuficiencias del orden sagrado y cerrado, surgen cuando se revela incapaz de
ajustar el hombre a situaciones absolutamente inesperadas. (23)
El destaca que entre los tupinambá la educación debería asimilar el individuo al nosotros
colectivo, sin destruir el equilibrio, psico-biológico de la persona; como era una sociedad
igualitaria, con un número limitado de posiciones sociales, sin competencia individualista y con
criterios igualitarios de atribución de "status", era posible obtener un equilibrio entre individuo
y grupo porque las frustraciones existentes no provenían del modo de distribuir socialmente las
oportunidades educacionales (24). La propia estructura social convertía la educación en medio
de mobilización, de canalización y de utilización de las aptitudes individuales, no habiendo en
su opinión una mera solidaridad mecánica, porque los hombres difieren entre sí, a pesar de que
esta diferenciación es contenida en una escala de exigencia que facilita la adaptación (activa)
dignidad de la razón y a sus derechos", dice en la Educación Moral.
(22) Fernández, Florestán. Notas sobre la Educación en la sociedad tupinambá. inc Educacao e Sociedad no Brasil,
cap. 8 Cia Editora Nacional, Rio de Janeiro. En este texto el profesor Florestán toma como material de análisis
textos de viajantes y cronistas del siglo XVI, procurando con esto aproximarse lo más posible de lo que sería una
sociedad tribal, primitiva, en que el contacto con la "civilización" europea fuese el menor posible.
(23) Idem, ibídem.
(24)B asil, Bernstein, autor que vamos a estudiar enseguida al analizar las sociedades tribales contemporáneas de la
Nueva Zelandia, se refiere al mismo proceso en que la educación no tenía un papel de selección como el que le es
dado en nuestra sociedad, no habiendo una "destinación al fracaso". Ver páginas.