Tese completa Jaci MenezesFCC

mera transmisión de los valores y de la ideología de la sociedad como un todo, conformando los
hombres a su papel social. Por otro lado, otra visión presentaría a la sociedad como simple
agrupamiento de individualidades, no teniendo existencia de hecho, concreta, y aquí la
posibilidad de cambio social, sería absoluta, dependiendo exclusivamente de las ideas, de la
racionalidad del hombre. A la educación competiría aquí desarrollar esta racionalidad teniendo
por lo tanto, importancia y papel fundamental en el cambio social.
En una tercera forma de cambio al hombre, la sociedad y la educación, es que el hombre
construye su sociedad a partir del modo como, relacionándose con la naturaleza y con los otros
hombres, resuelve por el trabajo, la cuestión básica de su supervivencia. Esta construcción, que
se da en la historia y por la acción concreta de los hombres, da origen a formas de organización
social que, a su vez, establecen límites a la acción humana, condicionándola. Aún así bajo estos
límites y condiciones, el hombre tiene una acción transformadora, desde el cambio esté
organizado y en la dependencia, en cada momento histórico, de las relaciones entre las
condiciones concretas de existencia a su articulación coherente con un consenso construído
sobre la manutención o no de estas mismas condiciones.
En esta concepción de mundo, la educación, como además, toda la vida social, tiene funciones
contradictorias: por un lado, las reproducción de las condiciones de vida para la reproducción
de las relaciones de producción; por lo tanto una función de conservación. Por otro lado, como
institución ligada a la cultura y, por lo tanto, perteneciente a la supra estructura de la sociedad
(a la vez que no directamente ligada a las condiciones concretas de existencia) funcionaría
como elemento necesario a la formación del consenso acerca de la manutención de aquellas
condiciones concretas -y en este caso asumiría una función de mediación.
Esto ocurriría en la medida en que, por la educación, como en las demás manifestaciones de la
cultura, se trabaja, se construye determinada función del mundo, cabiendo a ella la
diseminación, la socialización, la colectivización de las diversas maneras de ver el mundo. La
cultura unificaría mayor o menor cantidad de individuos en diferentes estratos, residiendo su
importancia, y la de educación, como forma sistematizada de difusión de la cultura, en la
construcción de la gramsciana "unidad cultural y social por la cual una multiplicidad de
voluntades desagregadas se solidifiquen en la búsqueda de un mismo fin". Considerando que,
como piensa el mismo autor, todo "acto histórico no puede dejar de ser realizado por el hombre
colectivo"
En esta concepción, el consenso de determinado grupo social puede estar tanto en la dirección
de la manutención de una determinada estructura social, justificada en una concepción de
mundo hegemónico en aquel momento histórico en cada sociedad, como puede también estar
en la dirección de la transformación de otro bloc social en hegemónico. Estos dos movimientos
-conservación y transformación- no ocurren de manera excluyente. Ellos aparecen
simultáneamente en las sociedades, manifestándose la hegemonía como la lucha por la
hegemonía y el consenso como la lucha por el consenso. Y la educación sería, entonces "la
pedagogía de una hegemonía en curso. (46)
Por lo tanto, la educación tiene una clara función política, en la transformación o en la
conservación de las sociedades humanas; y si aceptamos con Gramsci, que todo acto histórico
no puede dejar de ser realizado por el hombre colectivo, la cuestión del acceso a la educación
(46) Cury, Carlos R. Jamil. Educación y contradicción. Sao Paulo, Cortez, Editora. Autores Asociados. 1985. Reduc.
Nro 3.661