Tese completa Jaci MenezesFCC

encuentra que el discernimiento no puede ser “indiscriminadamente atribuido a todos”, era
necesaria la falta de una señal exterior de su presencia, cotejarlo a través del criterio de la
lectura:
“Ahora, es la lectura la que forma al ciudadano, al hombre civilizado, al hombre
moderno. Esta verdad no admite controversia...Leyendo es como se habilita al ciudadano en
estos tiempos, quien sepa leer, leerá. Y como leer es el medio de aprende, se infiere que, donde
está el instrumento adquisitivo de la capacidad, ahí la capacidad está”(pág. 233).
En esta línea de argumentación, llega a la conclusión de que el analfabeto está incapacitado
para los asuntos del Estado:
“Ahora, como el discernimiento político es por el conocimiento de los asuntos de Estado que se
obtienen; como ese conocimiento se alcanza con la lectura; como la lectura es imposible para
los analfabetos en la regla general, estaremos presumiendo en el analfabeto la ausencia de esa
aptitud social”. (pág. 234)
Por lo tanto en nombre de esta evaluación de la capacidad de discernimiento, reafirma la
necesidad y justedad del proyecto que significa, al establecer la elección directa, retirar el voto
de todo el electorado primario, reduciendo la representación de la población brasileña, en aquel
momento, a menos del 4% de la misma. Así, en nombre de volver a la elección más
democrática, propone desdemocratizarla, excluyendo a aquellos que no tuvieron acceso a la
lectura y a la escritura. A la vez que se reducía el electorado entonces existente de 1.800.000
personas (electorado directo) a 400.000 electores, argumenta que esto, en realidad, representaba
una ganancia, ya que el electorado primario no contaba; así, de hecho, se estaba aumentando el
electorado de 24.000 electores a 400.000 (éstos eran, según sus cálculos, los varones libres,
alfabetizados y mayores de 25 años). Los 400.000, al momento en que representaban el 4% de
la población total libre de Brasil, (1879), eran según él, el 22% del electorado total posible. Por
lo tanto para él no habría sino que hablar de igualdad violada:
“¿Cómo es pues, que se nos viene a hablar de “igualdad violada”? Sin embargo la única
igualdad posible, la única igualdad legítima, la única igualdad racional, la única igualdad
liberal, la igualdad conforme la democracia no socialista es no la igualdad absoluta, la
nivelación, que será siempre la más opresiva de las desigualdades morales, pero la igualdad
relativo, vale decir, la desigualdad social de las condiciones correspondiendo en una
proporcionalidad exacta a la desigualdad natural de las aptitudes” (245)
Presenta entonces el argumento que siempre le es atribuido como salida: de que es contra el
voto del analfabeto como forma de incentivar la expansión de la enseñanza - que no es,
según nos parece, el centro de su argumentación:
“Replicáis: - Si abundan analfabetos es porque escasean las escuela. Pero ni eso es razón
que demuestre la capacidad electoral de los analfabetos; ni el temor de la preponderancia de
los analfabetos es el móvil más plausible para incitar al gobierno a la multiplicación de las
escuelas; ni el estímulo que ha que avivar en el analfabeto el apetito de aprender está en
sentirse nivelado, en el derecho político, con los ciudadanos intelectualmente superiores. Dale
precio al voto; haced de él un instrumento de influencia decisiva en la suerte de las
administraciones; ligadlo a la instrucción; ligad a la ausencia de ella la privación de él; y,