Tese completa Jaci MenezesFCC

Nótese que su pauta no habla, aunque sea en 1879, de abolición de la esclavitud. Habla de
esclavos y libres sólo como un dato, cuando hace la contabilidad de los que votan o dejan de
votar según el proyecto. Sólo en el párrafo citado precedentemente, en la página 222 habla de
manera evasiva de la necesidad de encontrar un “cauce” para el reconocimiento de los derechos
constitucionales de esa fuerza... al hablar de la inexistencia de clases en Brasil, “a no ser las
resultantes de la fusión rehabilitadora de la sangre de los libertos”. Dice él:
“Brasil... es una democracia. No lo es sólo en la organización de nuestro gobierno, en la letra de
su derecho constitucional... Lo que es sin embargo, íntimamente democrático, en nuestra tierra,
hasta la médula de los huesos es la sociedad...Somos como todas las sociedades americanas, una
sociedad aún en elaboración en un siglo en que la democracia hizo indispensablemente suyo, y
bajo cuyo influjo se modifican, rejuvenece, democráticamente, las propias sociedades, hechas,
adultas, más o menos vetustas, del mundo antiguo”.
Y sigue:
“No podemos ser una nación tradicionalista. Decididamente no somos, en la índole del pueblo,
una nación autoritaria. Clases, no tenemos, sino esos matices que forzosamente resultan de la
fusión gradual, de la progresiva desaparición, de la asimilación rehabilitadora de la sangre
liberta, en la masa común del país; y aún ahí, los vestigios de la transición no ofrecen entre
nosotros la misma intensidad, las mismas barreras y los mismos abismos, que en otros pueblos
incluso, en general, incomparablemente más civilizados, por donde, como por nosotros pasó la
peste de la esclavitud negra. El temperamento de la igualdad (...) está profundamente inoculado
en nuestra patria, en los hábitos, en las tendencias, en las necesidades populares. Extinguirlo
sería imposible, arriesgada empresa, contrariarlo. Y (digámoslo sin rodeos) en ninguna época de
nuestra historia había sido mayor la impropiedad que en ésta el oponer diques arbitrarios a esa
corriente; cuando por el contrario, uno de los grandes enraizados errores de la política brasileña
consiste en desconocer a esa fuerza sus derechos constitucionales, cuando lo que las
circunstancias están reclamando es abrirle el cauce regular y libre, por donde ella, sin violencia,
pero también sin estrecheces ni interrupciones, desdoble naturalmente su curso, como un hecho
normal, actuando con la supremacía que le cabe, en los destinos del Estado”.
El cauce encontrado ( o sea la estrategia delineada para garantizar al flujo de la búsqueda
de la igualdad, un camino seguro, (pág. 222), para que desdoble naturalmente su curso sin
violencia y sin interrupciones) debería pasar, pues por un aprendizaje de la ciudadanía, y por el
bautismo de la civilización, a través de la lectura.
Es, por lo tanto, en el tratamiento del asunto de la igualdad (el temperamento de la igualdad
presente, según él en la sociedad brasileña) que deja de vaticinar la existencia de una estrategia
excluyente y gradual como salida “segura” para la esclavitud, estrategia que también se
inscribía en el modelo liberal. Modelo gradual, que ve a la sociedad brasileña (como todas las
americanas) como una sociedad en formación en busca de la democracia. Además: esta
estrategia es una estrategia “civilizadora”, que vincula el leer y el escribir co la civilización. En
el discurso de Rui, las exclusiones a los pobres y a los analfabertos son explícitamente
adumidas. Lo que no está explicitado es que éstos son, en su gran mayoría, negros libertos y sus
descendientes, y que esa estrategia gradual, al lado de los controles policiales de que fablamos
precedentemente, van a formar el cauce que no es sólo el lecho, el camino, sino también, las
márgenes que lo van a contener, servir de de límites a la inclusión de los mismo a la ciudadanía
brasileña.