Tese completa Jaci MenezesFCC

solemnes obligaciones se descuidó la sociedad, satisfágase primero la más importante y la más
fundamental de las dos; la enseñanza universal preceda al sufragio universal”.
El hecho de que la mayoría de la población brasileña en aquel momento, era analfabeta o
que inclusive había hecho que algunos parlamentarios liberales (inclusive algunos de os citados
por Rui), cambiaren de opinión en cuanto a la oportunidad de excluir a los analfabetos teniendo
en vista el número diminuto que sobraba para ser elector. Esto, no obstante, para Rui, no
cambiaba la esencia del problema: la capacidad electoral mayor motivo para estar en contra del
voto del analfabeto es su gran número, dice Rui.
Y remata:
“Frente al dilema, o no sois liberales o habéis de incluir a los analfabetos, respondemos:
No somos liberales y excluimos a los analfabetos, excluimos a los analfabetos porque somos
liberales”.
A partir de ahí, en respuesta a la opinión de José Bonifacio, de que lo que da derecho de
intervenir en el gobierno de un país como votante es la conciencia de la propia posición
aumentada a la conciencia de la voluntad ajena, argumenta Rui: lo que da a la conciencia
clara es la lectura:
“¿Cómo es que se elabora, en los pueblos de hoy, ese difícil, sentimiento, el sentimiento de
la individualidad en la colectividad, el sentimiento complejo de los deberes y derechos mutuos
entre el Estado y los ciudadanos? Por los medios que establecen comunicación efectiva,
permanente, inteligente, entre todos los miembros de la comunidad. ¿Cuáles son esos medios?
Dos. El primero es el diario, el gran agente de la educación nacional en el mundo
contemporáneo que todo mes, toda quincena, toda semana, toda mañana, toda tarde, va a
llevar al palacio del millonario y a la casa del pobre, en igual parte, la cosecha de la
civilización universal”. (pág. 231).
Al diario, a la lectura agrega las asociaciones, los clubes, etc., que para él, en Brasil no
tendrían la fuerza suficiente para formar la opinión pública. Así la gran escuela de la educación
cívica sería la imprenta, adonde el analfabeto no tiene acceso.
Y sigue, entonces, completando su visión liberal de que basta la libertad para que cada
pueblo se forme en nación, para que cada individuo se transforme en ciudadano, no cabiendo
tutelas ni ayudas. Atención al ejemplo, extremadamente actual:
“La libertad, Sr. Presidente, es inseparable de sus cargos. De ella no es digna el pueblo que no
sepa sufrir los males naturales de su situación, y espere de otros recursos y no a la libertad
misma, los medios de vencerlos. Por ejemplo: el artífice inexperto exige os impuestos
prohibitivos como protección a la industria nacional; porque no le mostraron que la verdadera
protección a la industria consiste en obligarla a perfeccionarse, entregándola a la
competencia en el mercado común; porque no lo convencieron de que su interés en tener
mayor número de clientes no le garantiza el de derecho de no dejar a esos clientes la elección
del mercado libremente preferido; porque no le hicieron palpar la injusticia de que su
conveniencia en vender el producto más caro prevaleciese al derecho, que les asiste a los
consumidores de concurrir al mercado donde lo encuentren más barato” (pág. 232)
Aún argumentando sobre la necesidad del saber leer y escribir como base para comparar el
discernimiento, afirma que el Estado no puede prescindir del discernimiento como elemento de
la capacidad electoral, puesto que él es una de las condiciones esenciales a la libertad. Como