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La Gran Transformacion – Karl Polanyi.pdf

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Pauperismo y utopía 185<br />

blico del mismo modo que de forma evidente servían a los intereses<br />

privados? No se podía dar ninguna respuesta convincente<br />

a estas cuestiones. Por casualidad Defoe encontró la<br />

verdad que, setenta años más tarde, no se sabe si comprendió<br />

Adam Smith: el sistema de mercado no se había desarrollado<br />

aún y no se veía por tanto su debilidad intrínseca. Ni la nueva<br />

riqueza, ni la nueva pobreza resultaban, por tanto, comprensibles<br />

en aquella época.<br />

<strong>La</strong> sorprendente convergencia existente entre los proyectos<br />

de autores tan diferentes como Bellers el cuáquero, Owen el<br />

ateo y Bentham el utilitarista, muestran que la cuestión estaba<br />

todavía en estado de crisálida. Owen, socialista, creía apasionadamente<br />

en la igualdad de los hombres y en sus derechos<br />

inscritos en la naturaleza, mientras que Bentham, por su parte,<br />

despreciaba el igualitarismo, se reía de los derechos del hombre<br />

y se inclinaba decididamente por el laissez-faire. Y, sin embargo,<br />

los «paralelogramos» de Owen se asemejan tan estrechamente<br />

a las Industry-Houses de Bentham que uno podría pensar<br />

que habían constituido su única inspiración, si olvidásemos<br />

lo que debe a Bellers. Estos hombres estaban los tres convencidos<br />

de que una organización adecuada del trabajo de los<br />

parados debía de producir beneficios. Bellers, el humanitario,<br />

esperaba emplear estos excedentes principalmente, para aliviar<br />

a otros miserables; Bentham, el utilitarista liberal, quería<br />

transferirlos a los accionistas; mientras que Owen, el socialista,<br />

deseaba devolvérselos a los propios parados. Sus diferencias<br />

expresan, sobre todo, los signos casi imperceptibles de<br />

discrepancias futuras, mientras que sus ilusiones comunes<br />

manifiestan la misma concepción radicalmente errónea de la<br />

naturaleza del pauperismo, en una economía dé mercado a<br />

punto de nacer. Su principal diferencia, en el lapso de tiempo<br />

que los separa, consistía en que el número de pobres se<br />

incrementaba de forma continua: en 1696, momento en el que<br />

escribía Bellers, la cifra total de los impuestos locales se<br />

acercaba a cuatrocientas mil libras; en 1796, cuando Bentham<br />

criticó el proyecto de Ley de Pitt, superaba los dos millones; y<br />

en 1818, cuando Robert Owen apareció en escena, la cifra se<br />

185

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