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La Gran Transformacion – Karl Polanyi.pdf

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da primero. Este axioma fue impugnado de forma espectacular<br />

por los ferrocarriles, que encontraron tierras más fértiles<br />

en las antípodas. Europa central, enfrentada a una destrucción<br />

total de su sociedad rural, se vio forzada a proteger a su<br />

campesinado promulgando leyes sobre los cereales.<br />

Pero si bien los Estados organizados de Europa eran<br />

capaces de protegerse contra las sacudidas del librecambio<br />

internacional, los pueblos colonizados, desorganizados, no<br />

podían hacerlo. Sus revueltas contra el imperialismo tenían<br />

como objetivo obtener el estatuto político que colocaría a los<br />

pueblos de ultramar al abrigo de conmociones sociales causadas<br />

por las políticas comerciales europeas. <strong>La</strong> protección que el<br />

hombre blanco podía fácilmente autoprocurarse, en virtud del<br />

estatuto soberano de sus comunidades, resultaba inaccesible<br />

para el hombre de color mientras no dispusiese de una<br />

condición primordial: el gobierno político.<br />

<strong>La</strong>s clases negociantes apadrinaron la exigencia de<br />

movilización de la tierra. Cobden dejó consternados a los<br />

propietarios agrícolas de Inglaterra cuando afirmó que la<br />

agricultura era un «negocio», y que quienes estaban arruinados<br />

debían abandonar el campo. <strong>La</strong>s clases obrerras, por su parte,<br />

simpatizaron con el librecambio cuando se dieron cuenta de<br />

que obligaba a descender los precios de los productos alimenticios.<br />

Los sindicatos se convirtieron en los bastiones del antiagrarismo<br />

y el socialismo revolucionario estigmatizó al campesinado<br />

mundial, considerándolo una masa amorfa de reaccionarios.<br />

<strong>La</strong> división internacional del trabajo era, sin ninguna<br />

duda, una fe progresista, y sus adversarios se reclutaban casi<br />

siempre entre aquellos cuyo juicio estaba viciado por intereses<br />

personales o por una escasa inteligencia natural. Los pocos<br />

intelectuales independientes y desinteresados, que descubrían<br />

las falsedades de un librecambio sin restricciones, eran demasiado<br />

poco numerosos como para ser influyentes.<br />

El hecho de que no se reconociesen las consecuencias de<br />

este sistema no pone en entredicho en absoluto su exis-<br />

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