Sección Tercera: Los Escenarios de La Violencia - DHnet
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LA VIOLENCIA EN LAS REGIONES<br />
aquellos lugares golpeados por la subversión. En la mayoría <strong>de</strong> los casos, esas zonas fueron <strong>de</strong>claradas como<br />
zonas <strong>de</strong> emergencia, bajo el control político militar <strong>de</strong> las Fuerzas Armadas.<br />
En Junín, ante el incremento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> atentados y <strong>de</strong> víctimas por acción <strong>de</strong>l PCP-SL y el MRTA, noviembre<br />
<strong>de</strong> 1988 el gobierno <strong>de</strong> Alan García <strong>de</strong>cretó en el estado <strong>de</strong> emergencia en todas las provincias y distritos<br />
<strong>de</strong> Junín, <strong>de</strong>signando como jefe <strong>de</strong>l comando político militar al general <strong>de</strong>l Ejército Manuel Delgado Rojas.<br />
Dos meses antes se había <strong>de</strong>clarado en emergencia la provincia <strong>de</strong> Oxapampa, en el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> Pasco.<br />
Tras la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> excepción, y luego <strong>de</strong> que el Ejército asumiera el control político militar<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento, aumentaron las amenazas, secuestros, torturas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>tenidos, asesinatos extrajudiciales<br />
y <strong>de</strong>sapariciones <strong>de</strong> personas. Estas violaciones <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos fundamentales se convirtieron en parte <strong>de</strong> la<br />
vida cotidiana, como ya había sucedido en Ayacucho.<br />
<strong>La</strong> Policía había recibido duros golpes <strong>de</strong> la subversión: muchos puestos policiales fueron atacados directamente<br />
por el MRTA en Apata, Concepción, San Jerónimo, San Agustín <strong>de</strong> Cajas, Chupaca, Comas, Ulcumayo<br />
y Pichanaqui, y muchos también fueron <strong>de</strong>sactivados <strong>de</strong>bido al repliegue <strong>de</strong> sus miembros a centros poblados<br />
mayores.<br />
Sin embargo, en la opinión pública ya existía una imagen formada <strong>de</strong>l Ejército, <strong>de</strong>rivada <strong>de</strong> la forma <strong>de</strong><br />
intervención que venía <strong>de</strong>sarrollando en los <strong>de</strong>partamentos sureños <strong>de</strong> Ayacucho y Huancavelica. <strong>La</strong> <strong>de</strong>sconfianza<br />
entre la población era enorme, y el clima <strong>de</strong> inseguridad y temor se acrecentó gran<strong>de</strong>mente.<br />
En 1989 se notó un accionar marcado por el paulatino <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong>l control militar a partir <strong>de</strong> los centros<br />
urbanos don<strong>de</strong> existían cuarteles (Huancayo, Jauja, <strong>La</strong> Merced) hacia las periferias rurales. En las ciuda<strong>de</strong>s<br />
—especialmente en Huancayo— el control militar fue intenso, se estableció el toque <strong>de</strong> queda, la<br />
universidad local fue allanada en varias oportunida<strong>de</strong>s y el patrullaje por las calles <strong>de</strong> la ciudad, así como<br />
los operativos <strong>de</strong> rastrillaje, eran constantes en los asentamientos humanos. En un inicio, en las zonas rurales<br />
cercanas a las ciuda<strong>de</strong>s se ejecutaban patrullajes esporádicos, mientras que no se notaba la presencia <strong>de</strong>l<br />
Ejército en las zonas rurales alejadas, don<strong>de</strong> el PCP-SL o el MRTA tenían significativa presencia, como<br />
Chongos Alto, Jarpa y Sincos, por la cordillera occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>l Mantaro, <strong>de</strong> fuerte presencia sen<strong>de</strong>rista,<br />
y por el lado oriental Pariahuanca, Andamarca, Santo Domingo, Comas, Cochas, Mariscal Castilla,<br />
Curimarca, Monobamba y Uchubamba, con presencia sen<strong>de</strong>rista y emerretista.<br />
El Ejército ejecutó algunas operaciones «punitivas» en algunas comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>l Mantaro. <strong>Los</strong><br />
ejemplos más saltantes son los <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Jarpa, don<strong>de</strong> asesinaron a cinco pobladores, y Pucará, don<strong>de</strong><br />
mataron a ocho. En ambos casos atribuyeron las incursiones al MRTA, pero cabe señalar que en estos dos<br />
distritos el MRTA no tenía presencia alguna ni había incursionado en ellos anteriormente.<br />
Pese a estos actos punitivos, la respuesta militar en los espacios que estamos estudiando no fue indiscriminada.<br />
Existe una gran diferencia entre la intervención militar en Ayacucho o Huancavelica y la realizada en<br />
la región <strong>de</strong>l Centro, pues si bien la represión indiscriminada fue una tentación que caracterizó los primeros<br />
momentos <strong>de</strong> intervención <strong>de</strong>l Ejército, a partir <strong>de</strong> 1991 se percibe con claridad que éste actuaba con objetivos<br />
más claros, pues llegó a la convicción <strong>de</strong> que el arrasamiento indiscriminado <strong>de</strong> población civil provocaba<br />
reacciones contrarias a las buscadas. Por lo tanto empezaron a dar prioridad al trabajo <strong>de</strong> inteligencia y <strong>de</strong><br />
acercamiento a la población. <strong>La</strong> instalación <strong>de</strong> bases contrasubversivas y el impulso a la formación <strong>de</strong> comités<br />
<strong>de</strong> auto<strong>de</strong>fensa pasaron a ser componentes <strong>de</strong> una misma estrategia que incluyó la eliminación <strong>de</strong> estudiantes<br />
universitarios y <strong>de</strong> personas signadas como subversivos por los agentes <strong>de</strong> inteligencia militar.<br />
<strong>Los</strong> comités <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>fensa<br />
En efecto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1989 los altos mandos <strong>de</strong> las Fuerzas Armadas empezaron a contemplar la participación activa<br />
<strong>de</strong> la población civil en la lucha contra los grupos terroristas en aquellas zonas rurales don<strong>de</strong> ambos movimientos<br />
realizaban sus mayores acciones políticas y militares. <strong>La</strong> organización <strong>de</strong> la población civil para su<br />
auto<strong>de</strong>fensa se venía llevando a cabo en algunas zonas <strong>de</strong>claradas en emergencia, como Ayacucho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
1983, con altibajos y sin contar con apoyo gubernamental suficiente. Sólo a fines <strong>de</strong> 1989 recibieron el aval <strong>de</strong>l<br />
gobierno <strong>de</strong> Alan García.<br />
TOMO IV PÁGINA 115