Sección Tercera: Los Escenarios de La Violencia - DHnet
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LA VIOLENCIA EN LAS REGIONES<br />
A estos asesinatos se sumaron los atentados dinamiteros contra los locales <strong>de</strong>l Banco <strong>de</strong> Materiales, el<br />
Banco <strong>de</strong> la Nación y la garita <strong>de</strong> control <strong>de</strong>l distrito <strong>de</strong> Huaura, don<strong>de</strong> murió el policía Osvaldo Alvarado<br />
Solís. <strong>La</strong> <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la pana<strong>de</strong>ría San Francisco <strong>de</strong> Huaura aña<strong>de</strong> un dato inexplicable a nuestra historia.<br />
También en las provincias que ahora reseñamos quedaron sin explicar algunos asesinatos que la población<br />
asignó a grupos paramilitares o al grupo Colina. Si bien los autores no fueron i<strong>de</strong>ntificados, la lista <strong>de</strong><br />
muertos y <strong>de</strong>saparecidos es conocida. En Barranca, en 1992, seis encapuchados asesinaron a Marco Antonio<br />
Martínez Morales, mientras que en Caraqueño, también en Barranca, otro grupo signado como paramilitar<br />
asesinó al profesor Ernesto Arias Velásquez, a los campesinos César Rodríguez Esquivel, Toribio Aponte Ortiz<br />
y Felandro Castillo Manrique, al estudiante John Cal<strong>de</strong>rón Ríos y al chofer Pedro Agüero Rivera.<br />
En Huacho se registró el secuestro y <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l periodista Pedro Yauri Bustamante, crimen cuya autoría<br />
se atribuye al grupo Colina. En Huaura <strong>de</strong>sapareció Gualberto Rodríguez Páucar, tildado <strong>de</strong> sen<strong>de</strong>rista.<br />
El asesinato más notorio ocurrió en la campiña <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Huaura y, al parecer, fue cometido por el grupo<br />
Colina, que asesinó a cinco integrantes <strong>de</strong> la familia Ventocilla por apoyar a grupos sen<strong>de</strong>ristas itinerantes.<br />
Entre 1992 y 1993, el PCP-SL convocó a tres paros armados en la provincia <strong>de</strong> Barranca que fueron acatados<br />
por la población, atemorizada ante los probables atentados. El incremento <strong>de</strong> la propaganda y <strong>de</strong> las acciones<br />
<strong>de</strong>l PCP-SL en Barranca obligó a la instalación <strong>de</strong> tres bases militares en la provincia en Puerto Supe,<br />
Barranca y Chilcal (Huayto), en Paramonga.<br />
<strong>La</strong> agresividad <strong>de</strong> los sen<strong>de</strong>ristas contra algunos poblados que rechazaban su propuesta política o militar<br />
tiene un ejemplo en el pueblo <strong>de</strong> Andajes, don<strong>de</strong> en 1990 se asesinó selectivamente a Alejandro Torres, Heracleo<br />
Segundo, Juan Segundo, Cornejo y Tito, autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la localidad. Cuatro años <strong>de</strong>spués, en 1994, el<br />
PCP-SL incursionó nuevamente en Andares, don<strong>de</strong> asesinó a seis personas. A raíz <strong>de</strong> este hecho sangriento,<br />
se estableció el funcionamiento <strong>de</strong> un <strong>de</strong>stacamento policial compuesto por cincuenta policías.<br />
<strong>Los</strong> acuerdos suscritos por Abimael Guzmán con el gobierno, las acciones <strong>de</strong> los <strong>de</strong>stacamentos militares<br />
y policiales y, sobre todo, la pérdida <strong>de</strong> su base social —en buena medida convertida en comités <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>fensa<br />
luego <strong>de</strong> varios años <strong>de</strong> violencia indiscriminada contra autorida<strong>de</strong>s comunales o pobladores— implicaron<br />
el final <strong>de</strong> la actividad sen<strong>de</strong>rista en estas provincias <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1996.<br />
Como hemos explicado, entre 1985 y 1993 se <strong>de</strong>sarrolló, en las provincias <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong><br />
Lima y el sur <strong>de</strong> Ancash, un ciclo <strong>de</strong>l conflicto armado interno que alteró significativamente la vida <strong>de</strong> los<br />
pobladores urbanos y rurales. Para los dirigentes máximos <strong>de</strong>l PCP- SL, la estrategia <strong>de</strong> cercar Lima impulsando<br />
una guerra campesina, liquidando autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l «viejo or<strong>de</strong>n» y realizando acciones <strong>de</strong> sabotaje y<br />
emboscadas, implicó que aquellas provincias, articuladas en un «eje <strong>de</strong> acción», fueran privilegiadas en la<br />
expansión <strong>de</strong> su trabajo político y militar. <strong>La</strong> estrategia <strong>de</strong> «estrangulamiento» <strong>de</strong> Lima implicaba cortar la vía<br />
<strong>de</strong> acceso <strong>de</strong> los pueblos a la capital en la fase <strong>de</strong> la toma <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> Lima. Esto obligaría, según la lógica<br />
sen<strong>de</strong>rista, a la <strong>de</strong>sconcentración y a la salida <strong>de</strong> las fuerzas militares <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Lima hacia las provincias,<br />
facilitando a largo plazo el ingreso a la capital.<br />
En esta parte <strong>de</strong>l país —al igual que en las <strong>de</strong>más—, el <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> la violencia fue justificado por<br />
el PCP-SL en la <strong>de</strong>socupación, la marginación, la pobreza extrema y la práctica <strong>de</strong> la moral. A partir <strong>de</strong> una instalación<br />
inicial a través <strong>de</strong> maestros y estudiantes, utilizando conflictos locales <strong>de</strong> vieja data, proponiendo un<br />
discurso <strong>de</strong> justicia y un nuevo or<strong>de</strong>n social, el PCP-SL logró el apoyo <strong>de</strong> algunas comunida<strong>de</strong>s que fueron organizadas<br />
como bases <strong>de</strong> apoyo y comités populares. Esta estrategia <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong>l PCP-SL, combinada con el<br />
trabajo político <strong>de</strong> organización <strong>de</strong> bases <strong>de</strong> apoyo, generó una respuesta estatal que parecía no haber aprendido<br />
mucho <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cinco años <strong>de</strong> guerra, y que inicialmente dio prioridad a la represión militar. Esto afectó indiscriminadamente<br />
a la población y al movimiento gremial, pues trató por igual como sospechosos <strong>de</strong> terrorismo<br />
a muchos pobladores, aunque sus activida<strong>de</strong>s fueran <strong>de</strong> mera protesta o simplemente <strong>de</strong> expresión <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontento<br />
ante la situación económica. El <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong>l gobierno aprista y la represión indiscriminada facilitaron<br />
la presencia cada vez mayor <strong>de</strong> los grupos sen<strong>de</strong>ristas, pero éstos ofrecían, <strong>de</strong> manera creciente, un escenario <strong>de</strong><br />
guerra sin alternativas para el futuro. <strong>Los</strong> pueblos, en muchos casos colocados entre el fuego cruzado <strong>de</strong>l PCP-<br />
SL y <strong>de</strong> las fuerzas represivas, <strong>de</strong>cidieron retirar su apoyo inicial a la propuesta sen<strong>de</strong>rista que, con sus acciones<br />
armadas, había generado las secuelas inevitables <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianza, <strong>de</strong>scontento y temor generalizado entre los<br />
pobladores que optaron por apoyar la conformación <strong>de</strong> comités <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>fensa.<br />
TOMO IV PÁGINA 351